Boulez no aplica en Le Marteau sans maître (1953-54) (El martillo sin dueño) una idea de construcción tan rígida como en las anteriores Estructures para dos pianos o Polyphonie X.

El principio generador de Le Marteau parte de dicho serialismo integral aunque aporta soluciones muy personales. Como ha comentado el autor, lo que le permitió esta obra es comenzar una flexibilización progresiva de las técnicas aprendidas.
La obra, para contralto y seis instrumentos, parte de un poema de René Char. Son nueve piezas relacionadas con tres poemas: L ́Artisanat furieux (El artesanado furioso), Bel édifice et les pressentiments (Hermoso edificio y los presentimientos) y Bourreaux de solitude (Verdugos de soledad).

Le Marteau queda dividido entre las piezas que están cantadas y que incluyen los diferentes poemas, y una serie de comentarios instrumentales que desarrollan los textos. El carácter de cada uno de los poemas se estructura a su vez de diferentes maneras.
En L ́Artisanat furieux nos dice Boulez que la voz debe estar en primer plano acompañada por la flauta en sol. La melodía es el centro de construcción pero supone una revisión de la propia idea de melodía. El poema tiene un sentido estructural en Bel édifice et les pressentiments. El canto se funde con él y sirve a su vez de articulación a las grandes subdivisiones de la forma general. La voz no tiene ya la primacía y la idea es la de crear un contexto común con el resto de los instrumentos. En Bourreaux de solitude, partiendo de la idea de tejido común para voz e instrumentos, la contralto emerge en momentos puntuales para mostrar otra luz respecto al texto. A su vez, el poema desaparece por momentos como forma de hacerse reconocible en su ausencia.

La formación elegida para la obra es, incluso en nuestros días, altamente original: contralto, flauta en sol, viola, guitarra, vibráfono, xilofón y diversas percusiones. El motivo de esta elección es múltiple. Por un lado, la tendencia es la de elegir instrumentos con una tesitura media. A su vez es importante el modelo de relaciones que ofrecen entre sí los instrumentos. Se crean múltiples parentescos y analogías según su naturaleza y según funcionan a lo largo de la obra.
También es importante la mirada hacia otras tradiciones no occidentales. Boulez quiso ser etnomusicólogo. En esta obra nos comenta cómo el xilofón está tomado conscientemente del balafón africano; el vibráfono del génder balines y la guitarra del koto.