El oratorio de Haendel La Resurrezione fue escrito mientras se hospedaba en Roma en 1708, para uno de sus principales mecenas, el principe Francesco Maria Ruspoli, para quien también escribió una serie de cantatas. La obra se realizó como parte de una secuencia de oratorios cuaresmales organizados por Ruspoli. Aunque lleva el nombre de oratorio, se trata de una suerte de estática ópera sagrada y se pensó para evitar la prohibición de la ópera que prevalecía en Roma en esa época.

Se ejecutó en el lujoso Palazzo del príncipe Ruspoli, quien reunió una gran orquesta que fue aprovechada al máximo por Haendel, con apenas 23 años de edad. De hecho, sólo sabemos de los músicos adicionales que Rusopoli pagó, pero con los músicos de su corte, probablemente formaban una orquesta aún más grande.

La trama, como tal, intercala escenas de Cristo en el infierno de Cristo con los hechos en la tierra entre la crucifixión y la Resurrección. Pero Cristo nunca aparece; tampoco lo hace su madre, aunque ambos se mencionan en el libreto -escrito por el poeta de la corte de la ex-reina Cristina de Suecia, que entonces vivía en Roma. La ópera inicia con un aria espectacular para el Ángel, con una frase descendente que casi describe su descenso a los infiernos. Entonces se relata el paso de Cristo en el infierno y su triunfo sobre la muerte en una serie de diálogos entre el Ángel y Lucifer.

De vuelta en la tierra, María Magdalena y María de Cleofás lamentan la pérdida de Cristo y tienen distintos grados de confianza sobre su regreso. Magdalena fue escrito para Margherita Durastantini, una de las partidarias de Haendel por largo tiempo, pero el Papa se opuso a la participación de mujeres en la representación y fue reemplazada por un castrato. Magdalena tiene la mayor parte de los números de la serie y es probablemente el personaje más redondeado de la obra.

Las dos mujeres son tranquilizadas por San Juan cuya fe en la próxima resurrección de Cristo se indica por una serie de arias pastorales. El problema es que realmente nada sucede, los tres personajes simplemente lamentan y relatan. Ni siquiera vemos el encuentro de San Juan con la Virgen, él se limita a informar sobre la madre dolorosa.