El origen del título de estas tres pequeñas piezas siempre ha sido muy debatido y nunca ha quedado completamente aclarado ya que son varios los posibles orígenes a los que se apunta. Entre ellos, se ha comentado que este título podría proceder de un término griego que hacía referencia a un festival anual en el que los jóvenes bailaban, posiblemente desnudos. También se ha comentado que Satie adoptó este nombre tras leer Salambó de Flaubert, o que podría proceder del poema de Latour Les antiques. Un fragmento de este poema está impreso junto a la partitura en la primera edición de 1888 de la primera Gymnopédie:

[...]

Oblique et coupant l'ombre un torrent éclatant
Ruisselait en flots d'or sur la dalle polie
Où les atomes d'ambre au feu se miroitant
Mêlaient leur sarabande à la gymnopédie

Independientemente del misterio que añade el posible origen del título, la importancia de esta obra hay que buscarla en el plano musical. No olvidemos que las Gymnopédies (sólo la número 1 y la 3) fueron orquestadas por Debussy, convirtiéndose en la única obra de otro compositor que Debussy orquestó. Este hecho nos ofrece una idea de hasta qué punto pudo valorar Debussy este trabajo de Satie.

Satie, en esta obra, reduce la música a su esencia más pura, sin artificios ni ambiciones, tal y como lo expresó Jean Cocteau: "La música de Satie va completamente desnuda". Es por ello que Satie se sitúa en un plano contrario a las fuerzas dominantes del último romanticismo, la grandeza de las obras, el cromatismo y la intensidad pasional (como dato comparativo recordemos que en 1888 Mahler está trabajando en su primera y segunda sinfonía).