Con una ópera tan popular a cuesta como Carmen, así como otras óperas tal vez menos logradas, pero igualmente atractivas, como Los Pescadores de Perlas, Djamileh, La bella hija de Perth y la inconclusa Ivan IV, resulta una sorpresa saber que Georges Bizet compuso una regular cantidad de música no escénica, incluyendo obras pequeñas para piano, canciones, obras corales sacras y unas pocas oberturas y poemas sinfónicos orquestales, sin descartar la música incidental para La arlesiana. De todo ello, la única obra mayor es su perfecta y deliciosa Sinfonía en do mayor.

Compuesta en plena juventud, hacia los 17 o 18 años, aun no anuncia al compositor operístico que Bizet sería después. Por el contrario, la Sinfonía apunta más hacia el mundo del Clasicismo y de las sinfonías de Mozart, Haydn y sus contemporáneos. Bizet murió prematuramente a los 37 años y apenas si logró intuir el futuro triunfo de Carmen, y por circunstancias similares, nunca logró escuchar su Sinfonía en do mayor, que se estrenó hasta 1935.

A pesar del carácter clásico en desarrollo y estructura, con un toque de Rossini en su chispa melódica, la obra es también muy francesa en su espíritu y sus temas sólo podrían ser franceses, pero al mismo tiempo se siente una creación muy personal; es indudable que Bizet sabía qué y cómo quería hacer su sinfonía. Prueba de ello es el magistral y bello segundo movimiento, uno de los más bellos adagios de toda la música, casi sin igual si lo comparamos con las sinfonías de los principales creadores sinfónicas del siglo XIX (por supuesto, con excepción de Beethoven en los inicios del Romanticismo y de Bruckner o Brahms en sus postrimerías).

Desde el primer movimiento y después en los dos últimos, Bizet establece una chispa melódica que descubre otra de sus influencias, la del Schubert clásico, siempre con una luminosa musicalidad y una transparencia musical que serían la envidia de los compositores del clasicismo. Pocas sinfonías nos dejan una sensación tal de alegría y optimismo como esta genial obra.

Si aún no la conoce, es una oportunidad única la que nos ofrecen la OFUNAM y su director artístico Massimo Quarta y si ya la conocía, entonces no hay que desaprovechar este gran regalo de la OFUNAM para escucharla en concierto, pues también es una obra que pocas veces se toca en nuestro medio musical.

Sin duda este primer programa, de los tres que nos ofrece Massimo Quarta para concluir la Primera Temporada 2017 de la OFUNAM, será un agasajo musical y orquestal con la exuberancia sonora de Berlioz, el virtuosismo nacionalista de Bartók y Sarasate y la riqueza melódica de Bizet, finalmente uno de los grandes creadores de ópera, con un único y popular título. La cita es en la Sala Nezahualcóyotl el sábado 25 de marzo a las 20:00 horas y el domingo 26 a las 12:00 horas.

Fuente: OFUNAM