Desde el siglo XIX, cuando la admiración por Beethoven aumentaba continuamente por casi toda Europa y hasta nuestros tiempos, resulta un detalle singular tocar la Obertura La consagración de la casa, siempre que haya de por medio una inauguración o reinauguración de algún teatro, palacio o mansión de personas o instituciones interesadas en la música o incluso, ocasionalmente, en la inauguración de una temporada de conciertos de alguna orquesta.

Beethoven compuso en 1822 la Obertura de ese título para la solemne inauguración del Theater in der Josefstadt (Teatro de la Ciudad de Joseph) y vaya que debió estar llena de solemnidad y glamur la ocasión pues Beethoven utilizó una suntuosa y abundante orquestación para la festiva obertura, confesando incluso que “había querido imitar la grandiosidad sonora de Händel en sus obras más opulentas”; la sencilla pero excelente obertura –merecedora de que se toque con más frecuencia de lo que se hace-, comienza de manera majestuosa para ceder después a un auténtico carácter de festejo, desembocando, no podía ser menos, en un vertiginoso final con cierto desarrollo de fuga.

Fuente: Música UNAM