El Concierto para violín n.º 1 en sol menor, op. 26, fue compuesto por Max Bruch entre 1864 y 1866. Luego de varias revisiones, Bruch le dio forma final en 1868. La primera versión fue interpretada por el violinista O. von Königslöw en Coblenza, el 24 de abril de 1866, bajo la dirección del propio Bruch. La versión final fue estrenada por Joseph Joachim el 5 de enero de 1868, bajo la batuta de Karl Reinthaler.

El concierto es la pieza más conocida de Bruch, y se considera uno de los más populares dentro del repertorio romántico alemán (junto a los de Johannes Brahms y Ludwig van Beethoven). Su popularidad ha eclipsado otras obras del compositor, sus otros conciertos para violín y su Fantasía escocesa. Dado que Bruch no era violinista, durante la composición de la obra pidió ayuda a Joseph Joachim, a quien finalmente dedicó la partitura.

El concierto está dividido en tres movimientos (los dos primeros unidos), y una ejecución media dura alrededor de 25 minutos. Los movimientos son:

- Vorspiel
- Allegro moderato - Adagio
- Finale - Allegro energico

El primer movimiento es inusual, ya que se trata de un Vorspiel, un preludio, que empieza lentamente con dos golpes pianissímo de timbal y el anuncio de la melodía por la flauta. Sigue a continuación un tema que se repetirá varias veces durante todo el concierto, en forma de diálogo entre el violín y la orquesta. Rápidamente se resuelve en el tema principal, donde se puede apreciar el virtuosismo del solista. Una serie de trinos (alternancia rápida de la nota base y la siguiente en la escala) conducen hacia el canto melancólico del violín en una especie de contradi Y cción entre dramatismo y alegría. Las variaciones sobre el motivo dominante, bien con la orquesta, bien con el violín, o con los dos a la vez, conducen al clímax del movimiento, con una brillantez y esplendor brahmsiana. Aparece ahora la cadencia, finalizando en un pianíssimo que se encadena con el inicio del segundo movimiento.