En conmemoración del mes patrio, Música en México le ofrece boletines de la serie “Música en casa” que presentan obras fundamentales del repertorio mexicano de concierto. En esta primera entrega, le invitamos a escuchar el 1er. Concierto para piano de Manuel M. Ponce (1882-1948).

El 1er. Concierto para piano de Ponce, durante muchos años considerado como el único hasta que se descubriera la versión inacabada de un segundo, es quizá la obra más importante de su fase romántica. A la manera de Liszt, los cuatro movimientos del concierto están ligados entre sí formando un solo movimiento de tipo sonata. El Allegro inicial, de carácter vigoroso, presenta el primer tema de una exposición; en el Andante, de expresión romántica, aparece el segundo tema; y el tercer movimiento, que ocupa un lugar de Scherzo, finaliza la exposición. Como cada tema se desenvuelve en su respectivo movimiento, Ponce suprime el procedimiento de desarrollo (fundamental en la forma sonata) y es principalmente en la cadencia del piano donde se presenta la recapitulación de todos los temas. El cuarto movimiento constituye una extensa coda. También apegado al “principio cíclico” de Liszt, Ponce hace surgir los temas de cada movimiento, de las transformaciones rítmicas y melódicas que contiene el tema inicial, recurriendo a procedimientos de inversión (tercer movimiento) y por medio de saltos de octavas en el Allegro final. El primer tema, que parece evocar a la Sonata en Si menor de Liszt, se convierte en una romántica canción mexicana en el Andantino, y adquiere un carácter de danza tropical y de ritmo sutil en el Allegretto.

La trascendencia de esta obra no ha sido aun debidamente reconocida. En la literatura pianística de todo el continente americano y de la península ibérica, del periodo correspondiente al romanticismo, no figura un concierto nacionalista más representativo, pues el de Ricardo Castro no es de tipo “mexicanista”. De ninguna manera puede decirse que los conciertos de MacDowell o la Rapsodia de Albéniz sean de mayor importancia y lo que escribió Falla en este género debe ser considerado de pensamiento modernista.

El pianismo desbordado del concierto pone de manifiesto la enorme inventiva temático-armónica de un compositor maduro, liberado de cualquier andamiaje. Ello permite un discurso fluido, variado, sugerente y nunca falto de interés.