8 de marzo de 2018
Schoenberg, como muchos artistas alemanes de su generación, se vio obligado a huir de su patria ante la opresión nazi. Finalmente, el compositor llegó a Los Angeles, donde se habían reunido muchos intelectuales europeos refugiados de la Europa de Hitler. Este grupo formó un fuerte underground cultural. Los Angeles es también la tierra de Hollywood y la cultura importada se mezclaba libremente, si bien con cierta incomodidad, con los habitantes de la Meca del Cine. Schoenberg conocía a académicos, puesto que se ganaba la vida como profesor de la UCLA, pero también conocía a varias personalidades de Hollywood. Más de una vez tuvo que rehusar ofertas económicas muy atractivas para escribir música para películas, puesto que su temperamento no era el apropiado para la creación de bandas de sonido. En efecto, sería difícil imaginar un compositor cuyo efecto sea menos adecuado para funcionar como fondo dramático. La música de Schoenberg pertenece al primer plano: es intensa, extremadamente emotiva y no hace concesiones.