Carlos Chavez

Con motivo de la nueva grabación del Concierto para piano de Carlos Chávez, rescatamos este ensayo biográfico sobre Carlos Chávez publicado en enero de 1976 […]

Por Música en México Última Modificación diciembre 12, 2013

Con motivo de la nueva grabación del Concierto para piano de Carlos Chávez, rescatamos este ensayo biográfico sobre Carlos Chávez publicado en enero de 1976 en la revista Siete. Dos razones fundamentales lo distinguen: la primera, es quizá la más importante entrevista al maestro Chávez realizada en esa época, en la cual se explaya ante la agudeza interrogativa de su interlocutor. La segunda nos permite acercarnos al ambiente familiar que rodeó al compositor y que fue, quizá, el principal “leitmotiv” hacia la parte medular de su obra.


Carlos Chavez.


por Ricardo Rondón

Al hablar de músicos mexicanos podemos citar a muchos artistas mexicanos que han tenido momentos de gran inspiración. Surgiría de inmediato un nombre entre todos ellos, con una proyección internacional que pocos han alcanzado, el de Carlos Chávez, un compositor de primera importancia y director orquestal de renombre mundial. Carlos Chávez nació en las afueras de la ciudad de México el 13 de junio de 1899. Su infancia lo preparó para los momentos difíciles. Fue el menor de una familia de seis hijos, y supo lo que era la pobreza desde sus primeros años. Tuvo como primer maestro de música a su hermano Manuel. A los nueve años inició sus estudios de piano; fue entonces cuando llevó a cabo sus primeros intentos de composición en forma de pequeñas piezas instrumentales. De los diez a los veinte años le tocó vivir la Revolución. Sus estudios fueron seriamente interrumpidos por los acontecimientos que atravesó el país, empero, la intensidad de aquellos momentos propició que su ánimo creador tomara elementos de enorme colorido para obras futuras.

A la edad de quince años su familia siguió al gobierno de Carranza y se instaló en Jalapa. Carlos tenía la peligrosa tarea de tomar el tren cada semana para ir al puerto. A pesar de su corta edad, ya era profesor y su carácter poseía un abierto sentido de responsabilidad. Los tiroteos entre zapatistas y carrancistas eran frecuentes. En una ocasión, cuando los militares perseguían a los revolucionarios, una bala entró por la ventanilla del tren, silbó amenazante cerca de su cabeza y dio muerte a su vecino de asiento. El suceso se grabó profundamente en la mente de Carlos Chávez, para quien cualquier muestra de crueldad o de opresión resultó intolerable a partir de entonces. Chávez jamás tuvo un profesor de composición. A los doce años comenzó sus estudios de instrumentación por su propia cuenta. Analizaba infatigablemente las partituras de Bach y Beethoven. Después, entre 1916 y 1920, pudo estudiar piano con Pedro Luis Ogazón y armonía con Juan B. Fuentes.

Carlos Chávez casó a los 22 años. Tuvo tres hijos: “La familia proporciona el gusto de ver a los hijos desarrollarse; sus problemas se vuelven problemas de uno”. El estudio evidencia la fuerza de la idiosincrasia del músico, rodeado por pinturas de Siqueiros, Orozco y otros artistas, así como una multitud de libros. Posee una notable colección de instrumentos indígenas. A pesar de su imponente y recia personalidad, el maestro expresa ternura, su sentido del humor es notable. Afirma que no dispone del tiempo que quisiera para leer, ni tiene “hobbies”. “Mi música me ha dado para vivir, toda mi actividad gira alrededor de ella”.


Manuel M. Ponce introdujo a Carlos Chávez en el mundo de la música folclórica, ritmos y armonías que los indígenas heredaban y formaban parte de la tradición nacional. Este conocimiento había de convertirse en parte de una experiencia musical profunda que se sumaba al espíritu clásico del artista y a sus inclinaciones mexicanistas. Llegaba vigorosa hasta él la fuerza interior de la música india: primitiva, sobria, lacónica, rítmica. Pronto se dio cuenta Chávez de que en ella podría cimentarse la creación de un idioma musical de tipo nacional. Viajó así a Berlín donde pudo al fin profundizar sus estudios. Después se trasladó a los Estados Unidos, con objeto de desarrollarse en total libertad. Llega en 1923 a Nueva York como un perfecto desconocido, pero lleva en la mano el ballet El fuego nuevo, que había escrito por encargo de la Secretaría de Educación Pública. La obra despertó interés y Chávez logró la aceptación y el respeto de la crítica norteamericana. En esa época presentó también Los cuatro soles y H.P. (Horse Power), otros dos testimonios de su talento. Impartía al mismo tiempo conferencias sobre la música mexicana. Buscaba divulgar nuestra rica herencia folclórica y solía ilustrar sus charlas con su colección de instrumentos indígenas. Estos elementos intervinieron con formidable empuje en una de sus obras más conocidas, la Sinfonía India.


-Maestro, de las composiciones de Carlos Chávez ¿cuál es su favorita?

-Ninguna en particular, no me gusta una más que otra. Cada obra tiene su lugar y es singular.

-¿Y quiénes son sus compositores favoritos?

-¿Favoritos? No tengo. Pienso que hay muchos artistas que alcanzan altos niveles. Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Debussy y Stravinsky son maestros que han iniciado una época. Todos están en la cumbre.

Cuando Carlos Chávez regresó a México, volvió con el renombre de un artista que se ha abierto camino y con la seguridad que le otorgaba el triunfo.

En 1924 y 1925 organizó una serie de conciertos bajo el nombre de Música Nueva en los que, junto con sus propias obras, dio a conocer composiciones de Schoenberg, Satie, Poulenc, Milhaud, Falla, Stravinsky, etcétera. En 1928 fue designado Director del Conservatorio Nacional de Música y fundó la Orquesta Sinfónica de México, a la cual dirigió por años, divulgando el arte de los grandes por primera vez en nuestra historia. La Orquesta se superaba temporada tras temporada, y fue entonces cuando empezaron a visitarnos directores de renombre internacional. Posteriormente la Orquesta fue rebautizada con su nombre actual, Orquesta Sinfónica Nacional.

Los cuatro soles es un ballet inspirado en las tradiciones nahuas, data de 1925. Se estrenó en concierto, en 1930, y fue producido en su forma de ballet en 1951 por la Academia de la Danza Mexicana, en Bellas Artes, con escenografía y vestuario de Miguel Covarrubias. La obra alude a las etapas o soles de la tradición: agua, viento, fuego y tierra. A la destrucción sigue la esperanza, la promesa de una pareja que sobrevive tras la catástrofe.

En el período 1933-34, Carlos Chávez fue designado Jefe del Departamento de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes. En 1936 hizo su debut en los Estados Unidos como director de orquesta con la Sinfónica de Boston.

Ha actuado como director huésped en la Filarmónica de Nueva York y en las orquestas de Filadelfia, Cleveland y en la desaparecida Orquesta Sinfónica de la NBC.

-Maestro, usted ha dirigido agrupaciones orquestales de prestigio internacional, ¿podría señalar cuál es su orquesta favorita?

Eso no se puede responder. No son entidades comparables, cada una posee su propio sonido.

-Últimamente, ¿con que orquestas ha trabajado?

-Mire usted, en 1974 dirigí doce orquestas, en 1975 trabajé con la orquesta del Peabody Institute, de Baltimore, y varias orquestas norteamericanas. Ahora estoy en vísperas de dirigir una serie de conciertos en Caracas con la Orquesta Juvenil y con la Orquesta de Maracaibo, la mejor de Venezuela. Después continuaré conduciendo orquestas norteamericanas. En cada presentación se interpreta una de mis obras. Carlos Chávez compuso su famosa Sinfonía india en Nueva York durante el invierno de 1935. Dirigió al estreno con la Orquesta Sinfónica Columbia en enero del siguiente año. La obra consta de un solo movimiento. Los temas son recopilaciones de la música de los seris y yaquis, y de los huicholes nayaritas. La obra posee un sabor casi romántico hasta llegar a un frenesí final en que se incorporan de manera espléndida los instrumentos nativos de percusión.

La Sinfonía de Antígona fue originalmente música incidental para un drama de Cocteau. Proyecta un sabor arcaico que le da gran colorido. Hay disonancia en la descripción del drama, pero la obra no es de apreciación difícil. Su estreno en México fue en 1933, con el propio Chávez al frente de la Orquesta Sinfónica de México La Cuarta Sinfonía denominada Romántica, fue escrita por encargo de la Orquesta de Louisville. Se terminó en enero de 1953, y, en el mismo año, la estrenó el músico al frente a la mencionada orquesta. Toma su nombre del carácter eminentemente lírico de la música.. El Final ofrece un intento especial por la forma en que el compositor desarrolla un Rondó.

Carlos Chávez ha sido hombre prolífico. Su actividad y energía no han cesado jamás. Ha destacado en numerosos campos. En 1938 estuvo entre los miembros honorarios de la Fundación Guggenheim. Y, en su preocupación por divulgar nuestros valores musicales, ha colaborado con numerosos escritos e innumerables charlas y presentaciones.

Autor de un libro didáctico, Hacia la nueva música, también ha escrito con frecuencia para diversas publicaciones nacionales y extranjeras, básicamente en los Estados Unidos. Como miembro de El Colegio Nacional impartió anualmente series de conferencias desde la fundación del organismo, en 1943, hasta 1949 y conferencias-conciertos desde 1950 a la fecha.

Siente el artista un gran amor por la literatura y las artes plásticas Pienso que el sentido de la forma plástica es lo que más se aproxima a las formas musicales. Cada vez que puedo voy a los museos. Veo en París a Van Gogh y Rousseau, en el Prado, de Madrid, admiro la obra de El Greco. ¿Sabe Usted? Fui por primera vez a Europa en 1922. En México todavía no conocíamos a Stravinsky, ni a Picasso. Aquella impresión personal fue profunda. Imborrable…” En 1948 renuncia al puesto de director musical de la Orquesta Sinfónica de México; en 1952 se retira de la Dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes. Su objetivo principal es dedicarse a sus trabajos de composición y a actuaciones como director huésped.

Empero, no disminuye su preocupación en un campo fundamental: la divulgación de la nueva música que, patrimonio inicial de unos cuantos privilegiados, debía incorporarse a la cultura popular y quedar al alcance de todos.


Muestra siempre interés por la música coral y por el folclorismo. Escribe una obra coral, Llamadas, para un amplio grupo de trabajadores. Estos mismos la estrenan con gran éxito. El hecho constituye un paso significativo en la democratización del más elevado arte musical en territorio mexicano. La Toccata para percusiones data del mismo año de la Sinfonía Romántica, aunque se publica en 1954. Varios han sido los músicos connotados que han escrito piezas para percusiones, más quizás ninguna otra composición ha obtenido el éxito de esta deslumbrante “Toccata”. La razón es simple, se trata de una verdadera obra maestra, brillante y de gran imaginación. La pieza exige en abundancia el aprovechamiento de los instrumentos nativos y requiere la destreza de seis percusionistas.

Son muchas las distinciones mundiales que ha recibido el artista. Pero lo que cuenta, en última instancia, es su espléndida obra. Ella habla por si misma, aún más que cualquier reconocimiento. Y el hecho es innegable. La música de Chávez alcanza grandes alturas y no pierde sus características y su mexicanidad: el colorido es vibrante, el acentuado contraste entre los diversos estados de ánimo, y un sabor rítmico que raya a veces en lo salvaje. Un ritmo que suele ser irresistible para el auditorio.

En el año académico 1958-59 , el maestro Chávez dicta la cátedra Charles Eliot Norton en la Universidad de Harvard . En octubre de 1959 se estrena en Bellas Artes la ópera El amor propiciado (Pánfilo y Lauretta) con libreto de Chester Kallman. En el estreno se recuerda aún la magnífica escenografía que preparó Julio Prieto y la dirección escénica de Salvador Novo. El autor la revisó años después, y le cambió el título un par de veces, primero Pánfilo y Laureta, luego la llamó Los Visitantes.

-¿Piensa usted continuar trabajando en el género operístico?
-En lo que se refiere a Los Visitantes ni una sola nota más. Pero el género me gusta muchísimo, y considero que se debe continuar en él si se siente que la obra se va a representar. También es cierto que no escribiré mi segunda ópera mientras no tenga un libretto que me convenza.

-Maestro, ¿dígame cuál es la ejecución orquestal de alguna de sus obras que lo haya dejado más satisfecho?
-Escribí ´la composición Resonancias por encargo de Jaime Torres Bodet para la inauguración del Museo de Antropología. Pensaba Torres Bodet que sería una especie de segunda Sinfonía India, pero resultó –al contrario-una obra de lo menos pintoresca. George Szell la tocó con su Orquesta de Cleveland con tal detalle, comprensión y finura de interpretación, que esa versión constituye para mi un tesoro inapreciable. Szell aplazó el estreno hasta lograr tocar la obra como quería, yo no pude estar presente en esa ocasión aunque- en un detalle excepcional -, la orquesta me regalo la grabación durante una charla por radio que fue para mí memorable. A mi juicio, esa es la mejor realización de una de mis obras.


CarlosChávez es también autor de un Concierto para violín. La obra, grandilocuente es de amplio contenido dramático. Utiliza los elementos líricos del violín, más también los elementos percusivos del instrumento. Se trata de un concierto eminentemente virtuosístico, sin inhibición alguna. A pesar de sus veinte años de existencia, la obra es tan fresca que parece haber sido concebida hace unos cuantos días. El segundo movimiento es especialmente bello pues lleva en sí una polifonía seca de gran expresividad. El estreno mundial estuvo a cargo de Henryk Szeryng, quien se ha distinguido como portaestandarte de la música mexicana.

-¿Cabe dentro de la tradición romántica su Concierto para violín?

-Si consideramos el romanticismo en oposición al clasicismo de fines del S. XVIII, sí. Todo esto se releja en los movimientos culturales y se siente en el paso de Mozart a Beethoven.

-¿Cómo nació la obra Pirámide, que grabó recientemente con la Sinfónica de Londres?

-No estoy satisfecho con ese disco. La obra fue un encargo de Amalia Hernández para el ballet Folklórico de México; espera aún su estreno como ballet.

-Una curiosidad maestro. ¿Cuál es para usted la mejor sala de conciertos del mundo?


-En Akron,Ohio, no hace mucho se inauguró un auditorio- que forma parte de la Universidad-cuya acústica es ciertamente sensacional. Conviene comentar que con esa inauguración se tocó por primera vez Initium, una composición de Carlos Chávez que no se ha estrenado aún en México. Thomas Hall, un notable crítico, afirmó que esta pieza de circunstancias constituye una creación sin límites en su construcción, en las dificultades que enfrenta y en el sentido artístico de su genial desarrollo.

Aquí se aplica bien de nueva cuenta el aserto con el que Aaron Copland se refirió alguna vez al maestro Chávez. “El más contemporáneo de los compositores”. Es verdad, el decano de los compositores mexicanos, un músico de nuestra época, en primera línea.


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