Concierto para piano y orquesta No. 21 en do mayor, K. 467

El Concierto para piano y orquesta no. 21 fue terminado por Mozart entre febrero y marzo de 1785, año muy activo en la vida del compositor.

Por Música en México Última Modificación octubre 8, 2023

Gama amplísima de estados de ánimo

Maurizio Pollini, piano

Orquesta Filarmónica della Scala, dirige Riccardo Mutti

El Concierto para piano y orquesta no. 21 fue terminado por Mozart entre febrero y marzo de 1785, año muy activo en la vida del compositor. Al inicio de enero, Mozart ascendió al segundo grado de la jerarquía masónica en la logia a la que se había afiliado apenas en diciembre de 1784. En los dos meses siguientes Mozart completó el Concierto para piano No. 20, quizá el más famoso de toda la serie, y el Concierto No. 21. En ese mismo año de 1785 el compositor comenzó a escribir algunas de las piezas musicales asociadas con la masonería, y en septiembre se publicaron los seis famosos cuartetos de cuerda que Mozart dedicó a Joseph Haydn (1732-1809). Poco antes, la Sociedad de Músicos de Viena había rechazado, por segunda vez, la solicitud de ingreso de Mozart, y lo cierto es que el compositor nunca logró ser aceptado en esta institución. Hacia octubre, Mozart inició la composición de una de sus mejores óperas, Las bodas de Fígaro, que fue estrenada al año siguiente.

El Concierto para piano No. 21 está entre los conciertos de Mozart que algunos musicólogos han calificado como conciertos militares, debido al carácter marcial de algunas de sus partes, especialmente los movimientos de apertura. En el caso del concierto que nos ocupa, es el inicio del primer movimiento el que pudiera dar a la obra ese carácter militar que mencionan los estudiosos. Por otra parte, la obra tiene como característica fundamental el hecho de que presenta una abundancia notable de temas, que hablan de un período creativo particularmente inspirado en la vida de Mozart. El segundo movimiento del concierto, lanzado a la fama en la mencionada película Elvira Madigan ha sido comparado por algunos con un aria perfectamente construida, y la verdad es que al escucharlo, uno no puede menos que imaginar una voz cantando las melodías que Mozart encomendó al piano solista. En 1985, en una entrevista que tuve con el gran director de orquesta Eduardo Mata (1942-1995), hablamos de este movimiento del Concierto No. 21 de Mozart, y Mata me comentó lo siguiente:

Este movimiento nos ofrece una melodía muy larga, particularmente feliz, con ternura y naturalidad en su contorno. Pocos compases después, la momentánea transformación al modo menor, con el pedal de la dominante, nos lleva a zonas de nostalgia y duda, que se resuelven posteriormente en la resignación de la vuelta a la tonalidad de fa mayor. En suma, lo que tiene el movimiento es una gama amplísima de estados de ánimo, y el supremo buen gusto melódico y armónico de Mozart.

Después de este hermoso Andante, el Concierto No. 21 de Mozart concluye con un Allegro vivace assai construido en forma similar a un rondó, y en el que Mozart parece abandonar por entero la música marcial del primer movimiento para entregarse a uno de esos estados de ánimo extrovertidos y juguetones tan típicos de sus movimientos finales.

Fuente: Juan Arturo Brennan para la OFCM.

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