Lejos de Versailles, lejos de la ópera: los conciertos espirituales.

Por Francesco MIlella Todos los compositores y los momentos musicales que hemos observado y escuchado hasta ahora se movían entre dos polos fundamentales: por un […]

Por Francesco Milella Última Modificación febrero 3, 2019

Por Francesco MIlella

Todos los compositores y los momentos musicales que hemos observado y escuchado hasta ahora se movían entre dos polos fundamentales: por un lado el Palacio de Versailles, con su fastuosa y elegante corte deseosa de escuchar música nueva en cada momento del día, y, por el otro, los teatros de ópera.

Dejando a un lado la corte que, como siempre, vivía aislada en su mundo encantado (y ciego), era de hecho la ópera con sus teatros el único espacio musical abierto alrededor del cual se podían reunir los intelecutales y la burguesía de París para satisfacer sus necesidades estéticas y musicales.

Sin embargo, había un momento donde la ópera no estaba permitida, donde los teatros tenían que callar. Eran los meses de la Cuaresma y de las principales fiestas religiosas: en Italia los grandes empresarios junto a los compositores lograron evitar la censura de la Iglesia realizando óperas con tema religioso (lo que harán Rossini y Donizetti con sus ópera bíblicas como “Moisés en Egipto” o “El Diluvio Universal”).

En Francia había que buscar otra alternativa ya que la Cuaresma obligaba a que se cerraran todos los teatros desde la Ópera Nacional hasta la Comédie-Française y la Comédie-Italienne.

Fue el compositor Anne Danican Philidor (1681-1728), miembro de una poderosa y antigua familia de músicos, quien, en 1725, tuvo la brillante idea de dar vida a los “Concert Espirituel”.

A partir de ese año, durante los meses de la Cuaresma, cuando los teatros de ópera permanecían cerrados, se comenzaron a dar conciertos públicos en la sala del segundo piso del Palacio de las Tullerías.

Durante estos conciertos “espirituales” se tocaba música tanto instrumental como religiosa vinculada a géneros que la ópera parecía haber dejado a un lado: gracias a esta nueva institución musical, fundada y administrada por la familia Philidor (antes por el fundador Anne Danican y luego por el hijo François-André), el mundo barroco musical de Francia pudo abrir sus propios horizontes musicales, horizontes que los triunfos y la centralidad del género operístico habían limitado drásticamente.

La primera forma musical que comenzó a desarrollarse gracias a los “Conciertos Espirituales” fue el concierto al estilo italiano en tres movimientos.

Francia durante mucho tiempo había dirigido su mirada hacia la música italiana, sobre todo durante el gobierno del Cardenal Mazzarino al servicio del Rey Luis XIV. Pero diferentemente a los otros países de Europa, el concierto italiano nunca logró difundirse y radicar en tierras francesas hasta 1727, dos años después de la primera temporada de conciertos esprituales en las Tullerías.

En esa fecha Joseph Bodin de Boismortier (1689-1755) publicó sus primeros conciertos au gout italien, al gusto italiano.

Siguieron en las décadas siguientes Pierre-Gabriel Buffardin (1690-1768), Jean-Baptiste Quentin (1718-1750) y Michelle Corette (1709-1795).

Fue sobre todo Jean-Marie Leclair (1697-1764) quien se dedicó con más atención a difundir en Francia el gusto italiano a través de una amplia y afortunada serie de conciertos y sonatas para violín.

Hay que ser sinceros: la música de los “Conciertos Espirituales” no nos ofrece ninguna novedad. Se trata de conciertos en donde el gusto francés más tradicional, con sus ritmos de danza y sus colores más exóticos, se une al clásico estilo italiano con su gusto melódico y  lírico.

Lo cual, en realidad, no es una buena razón para rechazarlos. Los conciertos de Corette, de Buffardin, de Leclair son pequeñas y refinadísimas joyas musicales donde cada elemento, cada detalle está perfectamente cuidado.

Es música de placer. Y así hoy, si dejamos a un lado inútiles reflexiones, la podemos apreciar para volver a experimentar el mismo placer, amable y equilibrado, que deleitaba a los parisinos en la espera de la Pascua.

Leclair, concierto para violín en Fa mayor https://www.youtube.com/watch?v=ZaA11vG597o

Buffardin, Quentin, Corette: conciertos (Musica Antiqua Köln – Goebel)

Francesco Milella
Escrito por:

Comentarios

Escucha en directo
Música en México +
mostrar radio