Moby Dick: una ópera nueva que revive una terrible venganza

por Ricardo Rondón El compositor y pianista Jake Heggie nació el 31 de marzo de 1961 en West Palm Beach, Florida, y se ha colocado […]

Por Música en México Última Modificación julio 31, 2014

por Ricardo Rondón

El compositor y pianista Jake Heggie nació el 31 de marzo de 1961 en West Palm Beach, Florida, y se ha colocado como uno de los músicos más importantes de la nueva generación estadounidense. Entre sus óperas están Dead Man Walking, The End of the Affair, At the Statue of Venus, To Hell and Back y Moby Dick (2010). Ha compuesto más de 200 canciones, música de cámara y obras de concierto. Entre las cantantes que han divulgado sus canciones están Renée Fleming, Susan Graham, Frederica Von Stade, Audra McDonald, Patti Lupone, Joyce Di Donato, Jennifer Larmore y Bryn Terfel. Suele acompañar a estos artistas en sus recitales. Heggie inició sus estudios de piano a los cinco años. Pasó dos años en París y siguió su preparación en la Universidad de California con la pianista Johana Harris, viuda del compositor Roy Harris. Contrajeron matrimonio en 1982 (el tenía 21 años y ella 69). Se separaron en 1993. Fue nombrado compositor residente de la Ópera de San Francisco en donde se estrenó su primera ópera Dead Man Walking en 2000 con libreto de Terence McNally. Fue aclamada y desde entonces se ha montado en 15 producciones internacionales. Su ópera más reciente, Moby Dick, se estrenó en abril de 2010 en la Ópera de Dallas para la inauguración de la nueva sala Winspear Opera House. Presentamos una reseña del magnífico DVD producido por Euroarts.

Moby Dick se basa en la famosa novela de Herman Melville, una historia épica de la fiera obsesión del capitán del ballenero Pequod que desciende en el mundo de la locura y coloca a toda su tripulación en peligro mortal. La escenificación de la Ópera de San Francisco es la que se creó para las compañías que patrocinaron la obra en Dallas, Australia, Calgary, San Diego y naturalmente San Francisco. La producción está dirigida por el excelente músico Patrick Summers y el elenco está versado en todos sus retos, que vence brillantemente. El libreto de Gene Scheer transmite la esencia de la novela de Melville, una narración de venganza obsesiva y sacrificio total. Mantiene algunos de los textos de Melville y todo lleva un movimiento escénico de formidable imaginación. La música es lírica, con monólogos importantes para los personajes principales y lógico desarrollo de los personajes. La escenografía de Robert Brill es fabulosa, natural y aterradora. Donald Holder ha manejado la iluminación como pocas veces hemos visto y las proyecciones de Elaine J. McCarthy evocan el ambiente exterior con poesía y fuerza. Esta es la magia del teatro en todo su esplendor y nos hemos quedado estupefactos ante tanto talento de equipo. El tenor Jay Hunter Morris, a quien escuchamos en el reciente Anillo del Met, salvando las funciones al sustituir a dos Sigfridos, que ya parece ser costumbre, encarna maravillosamente al Capitan Ahab. Proyecta los cambios, la parte bondadosa y la terrible furia de la venganza. Después de todo, Moby Dick, la ballena, le arrancó una pierna con anterioridad y Ahab busca arrancarle el corazón a esta bestia marina. Es un tenor intenso y dramático. Morgan Smith es un hallazgo. Su voz de barítono es hermosa y timbrada con agudos firmes e incisivos. Personifica a Starbuck, la autoridad no escuchada que sabe que todos van a morir. El tiene un hijo pequeño que añora ver y esta tristeza forma un monólogo conmovedor. El tema de la amistad es importante y lo integran el ballenero Queequeg y el joven novicio Ishmael, que no dice su nombre sino al final de la aventura. Obviamente pensamos en una trágica narración por ser el único sobreviviente. Jonathan Lemalu es un Queequeg noble y fortalecido por sus creencias. La voz tiende al trémolo en los sostenidos pero este artista nos mantiene interesados en todo momento. Otro hallazgo es el joven tenor Stephen Costello cuya voz es hermosa, expresiva y con texturas vocales atrayentes. Seguramente aquí está una carrera futura importante y ya se encuentra cantando en el Met. La única voz femenina es la de Talise Trevigne que canta Pip, un chico que todos cuidan y que también está destinado a morir pronto. Todos los personajes son hombres, y han sido entrenados a la perfección para los emocionantes coros y el movimiento escénico que es crucial si no se tiene todo debidamente ensayado.

La dicción es excelente y el grupo hace sentir su presencia. Moby Dick ha sido una experiencia de primer nivel artístico y musical y estaremos muy pendientes de las siguientes óperas de Heggie y aquellas que le anteceden y que no conocemos aún. Recomendamos su adquisición sin reservas y verán la calidad más alta del sistema de DVD. Euroarts es la marca que logró este acontecimiento.

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