La guerra puede ser una fuente de descubrimientos. Así fue en el caso del gran novelista francés Stendhal (Henri Beyle, 1783-1842), autor de las célebres novelas Rojo y negro y La cartuja de Parma. Enrolado en el ejército napoleónico, desde que llegó a Italia en 1800, la convirtió en su nueva patria de elección y en escenario de una de sus mayores novelas, La Cartuja de Parma. Su fascinación por Italia se extendía a la música y el arte. Gran frecuentador de los teatros de óperas, melómano empedernido, fue un apasionado sostenedor de Rossini, al que dedicó una biografía, Vida de Rossini, en 1823. De Rossini , Stendhal hablaba con el tono épico reservado habitualmente a los generales y a los hombres de estado: «Desde la muerte de Napoleón hemos encontrado otro hombre del que se habla todos los días en Moscú como en Nápoles, en Londres como en Viena. La gloria de aquel hombre no conoce otros confines que los de la civilización.» En efecto, la música de Rossini conquistaba Europa con más eficacia aún que las tropas napoleónicas.
Este precioso ensayo biográfico sobre un compositor clásico de la ópera, comprueba la categoría del finísimo escritor que era Stendhal. Aunque no interese demasiado este estilo musical ni siquiera se sienta un interés especial por Rossini (como era mi caso) el mero disfrute de esta lectura es una delicia, en mi opinión, una auténtica joya literaria, me quedo con este Stendhal y no con el de La cartuja de Parma, que son las dos únicas obras que le conozco.
Por extraño que parezca, en castellano parece que solo hay publicada una antigua edición argentina de Espasa Calpe (colección Austral) y la de Aguilar del año 87 en la colección El Libro Aguilar.
Fuente: www.¡ábrete libro.com
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