Teatro Nacional de Munich: Norma de Vicenzo Bellini

  Pollione                                 Zoran Todorovich Oroveso, jefe druida        […]

Por Jose Antonio Palafox Última Modificación agosto 7, 2018

 

Pollione                                 Zoran Todorovich
Oroveso, jefe druida            Roberto Sandiuzzi
Norma, druidesa                  Edita Gruberova
Adalgisa, sacerdotisa          Sonia Ganassi
Clotilde                                 Cynthia Jansen
Flavio                                    Markus Herzog
Hijos de Norma y Pollione   Michael Kohl, Stefan Kohl

Ópera del Estatal de Baviera
Orquesta y coro Estatales de Baviera

Concertador                         Friedrich Haider
Escena                                  Jürgen Rose
Coreografía                          Jo Siska
Iluminación                           Michael Bauer
Dramaturgia                          Peter Heilker
Director de coro                   Andres Maspero

 

De amor y engaño

Nos encontramos en la Galia del siglo I a.C., en plena ocupación romana. Liderado por el druida Oroveso, el oprimido pueblo galo está listo para sacudirse el yugo invasor. Tan solo espera una señal divina, que debe recibir por medio de la suma sacerdotisa Norma, hija de Oroveso. Pero ella guarda en su alma un grande y terrible secreto: desde hace tiempo es la amante del procónsul romano Polión, con quien ha engendrado dos hijos a los que cuida en un recóndito refugio la fiel Clotilde, confidente de Norma. Su pasión como mujer y su devoción como madre hacen que la altiva sacerdotisa intente proteger al hombre amado impidiendo a toda costa la rebelión de su pueblo. Sin embargo, lo que Norma no sabe es que el voluble amor de Polión ha recaído ahora sobre la joven sacerdotisa Adalgisa, a la cual quiere llevar consigo a Roma pese a haber tenido un terrible sueño en el que Norma asesinaba a los dos niños y a la chica.

Por su parte, la inocente Adalgisa se debate entre el amor que siente por el procónsul y la fidelidad que debe a sus votos sagrados. Finalmente, no muy convencida de lo que está haciendo, acepta la propuesta de Polión, pero el remordimiento la hace acercarse a Norma en busca de consejo. Le confiesa que está enamorada de un romano y la suma sacerdotisa, conmovida por esta situación tan similar a la suya, la exhorta a seguir el llamado de su corazón y la libera de sus votos religiosos. De pronto aparece Polión, y Adalgisa le dice a Norma que ese es el hombre al que ama… ¿Cuál será la reacción de la despechada Norma?

La ópera

Compuesta en 1831 por Vincenzo Bellini (1801-1835) con un libreto de Felice Romani (1788-1865), quien a su vez se basó en la lóbrega tragedia en verso Norma ou l’infanticide del escritor francés Louis-Antoine-Alexandre Soumet (1786-1845), Norma es una ópera trágica en dos actos considerada como una de las obras cumbre dentro de la tradición del bel canto, un estilo vocal desarrollado en Italia entre los siglos XVII y XIX que se caracterizó por exigir a los intérpretes un despliegue virtuoso de las cualidades técnicas de sus registros vocales.

Tras el clamoroso éxito de La sonnambula, una ópera semiseria con final feliz que habían estrenado tan solo unos meses antes, Bellini y Romani cambiaron de tono drásticamente para la composición de Norma, un intenso drama que explora magistralmente el conflicto interior de una mujer orgullosa cuyo corazón ha sido engañado. La Norma de Soumet es un personaje más lineal al que su deseo de venganza conduce al más aborrecible crimen; sin embargo, las modificaciones al texto llevadas a cabo por Romani dieron como resultado una Norma compleja, con sentimientos profundos y contradictorios en los que tienen cabida el deber para con la patria, el amor carnal, la ternura maternal y el más implacable impulso asesino, y cuya pugna emocional solo podrá ser resuelta de la manera más radical. Con este, el libretista estaba aportando a la historia de la ópera uno de los personajes trágicos femeninos más fascinantes y poderosos, a la altura de Medea, Electra o lady Macbeth. Por su parte, Bellini hizo entrega de una de sus mejores y más innovadoras partituras, caracterizada por extensos temas abundantes en una impetuosa riqueza melódica y con una grandilocuencia instrumental hasta entonces prácticamente ausente en sus obras.

Norma fue compuesta en poco menos de tres meses y se estrenó, con estrepitoso fracaso, en La Scala de Milán el 26 de diciembre de 1831. Aparentemente, el rechazo inicial del público se debió a que la legendaria Giuditta Pasta, soprano encargada de cantar el papel principal, no se encontraba en uno de sus mejores momentos. Además, había ciertas tensiones personales entre varios de los integrantes del elenco. Y para terminar de empeorar el asunto, la representación fue interrumpida intencionalmente en varias ocasiones por los abucheos de una parte de la concurrencia, apasionada defensora de Giovanni Pacini (quien a la sazón era el principal rival de Bellini en cuestiones operísticas). Así, entre divas enfermas, problemas internos y sabotajes premeditados, Bellini tuvo que pasar un trago amargo la noche del estreno de su ópera. Afortunadamente, con el paso del tiempo Norma empezó a recuperar su lugar como una de las piedras angulares del bel canto, en la que destacan momentos inolvidables como la célebre aria Casta diva que canta Norma en el Acto I (y que Maria Callas convirtió en una obra de arte en sí misma) o el hermoso dueto Mira, o Norma que cantan Norma y Adalgisa en el Acto II. También es importante señalar el uso innovador que hizo Bellini del coro al extraerlo de su acostumbrado papel como mero apoyo y convertirlo en un personaje activo que prefigura la importancia dramática que le otorgará Verdi a partir de Nabucco. Bellini aprovechó el argumento de Norma para retratar —un poco tímidamente, quizás— los acontecimientos históricos y políticos de su época, y convirtió al coro en la voz del pueblo italiano, entre el que entonces empezaba a germinar un sentimiento de unificación contra el invasor austríaco. Sin duda, la parte en que los galos entonan a todo pulmón Guerra, guerra! Le galliche selve debió incomodar en su momento a más de una buena conciencia, pero esa es ya otra historia…

Fuente: José Antonio Palafox para Música en México

Jose Antonio Palafox
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