Philip Glass, profundo admirador de Jean Cocteau, compuso una trilogía de trabajos musicales basándose en otras tantas películas del director francés. El primer trabajo fue precisamente la ópera La Bella y la Bestia (1994), basada en la película del mismo nombre del año 1949; una Dance Opera llamada Les Enfants Terribles (1997), de la película homónima del año 1950; y por último, una Suite para Piano (2003) basada en la película Orphée (1949).
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