Está bien documentada la llegada e incorporación a México de numerosos intelectuales y científicos españoles a raíz de la Guerra Civil española. Sin embargo, poco se ha escrito sobre los músicos que también fueron acogidos por México. La investigadora española Tania Perón Pérez, escribe en la revista mexicana pauta, no. 121, que “el presidente Lázaro Cárdenas, sin proponérselo, reunió a las mejores figuras musicales de la cultura española: Adolfo Salazar, Rodolfo Halffter, Jesús Bal y Gay, Rosita García Ascot, Simón Tapia Colman, Gustavo Pittaluga, entre otros. La llegada de los exiliados españoles aportó una nueva luz al mundo intelectual musical mexicano, desempeñándose en diferentes ámbito profesionales como maestros, compositores, investigadores o integrantes en las diferentes orquestas de la ciudad”. Varios de ellos – Adolfo Salazar, Jesús Bal y Gay, Rodolfo Halffter –junto con Carlos Chávez, Blas Galindo, Luis Sandi y José Pablo Moncayo – emprendieron la revista Nuestra Música en 1946. Muy particularmente, la actividad docente de Rodolfo Halffter en el Conservatorio Nacional “transmitió sus conocimientos acerca del sistema dodecafónico a varias generaciones de compositores que supieron hacer fructífera sus enseñanzas. Su cátedra se convirtió, especialmente durante los años cuarenta y cincuenta, en factor de inquietud modernizadora y lección de universalismo entre los jóvenes compositores mexicanos pertenecientes a diversas generaciones”, señala Yolanda Moreno Rivas en La composición en México en el siglo XX, México, Conaculta, 1994,1996.
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