Hace unos días, falleció el pianista estadounidense Peter Serkin (1947-2020) de cáncer pancreático. Serkin formó parte de una prestigiada familia de músicos: Su padre, Rudolf Serkin, afamado pianista y su abuelo materno el violinista y director de orquesta Adolf Busch, ambos eran representantes de una larga tradición musical europea.
Peter Serkin se forjó un trayecto por la música clásica amplio y diverso – de profundas interpretaciones del repertorio clásico a composiciones contemporáneas muy demandantes.
Después de un espectacular debut siendo muy joven, Serkin abandonó la sala de conciertos y se dedicó a viajar por Asia y a escuchar la música de Grateful Dead. A su regreso, Serkin formó el grupo Tashi en 1973, con el cellista Fred Sherry, la violinista Ida Kavafan y el clarinetista Richard Stoltzman, conjunto que promovió la música nueva y frecuentemente aparecía con atuendos estilo africano.
Muy temprano decidió explorar la música a su manera. Complementó sus cristalinas interpretaciones de Mozart y Beethoven con música de Peter Lieberson, Toru Takemitsu y, especialmente, de Olivier Messiaen, convirtiendo su Cuarteto para el fin del tiempo en su tarjeta de visita y programando esta pieza en salas de concierto y clubs de rock.
En una entrevista publicada por Mercury News en 2012, Serkin declaró que su inclinación por la música contemporánea era una constante: “Siempre me ha interesado mucho la música que se está escribiendo hoy; desde niño me interesó. Es un componente básico de mi desempeño”.
A la edad de 11 años, Serkin ingresó al instituto Curtis de Filadelfia donde estudió con el legendario pianista polaco Horszowski; a los 12 ya tocaba como solista en el Festival Marlboro de Vermont, música de cámara en N.Y. y en Cleveland el concierto para dos pianos de Mozart, al lado de su padre.
Su pasión por la música contemporánea dio como resultado composiciones nuevas escritas para él por una amplia gama de autores contemporáneos – Takemitsu, Luciano Berio, Oliver Knussen y Bright Sheng.
Fue un maestro muy apreciado en instituciones como la Mannes School de Nueva York, Tanglewood, Bard College y Juilliard. Su trabajo como intérprete se decía que emanaba tanto de su cerebro como de su corazón.
Su última presentación fue como solista de la Sinfónica de Cincinnati en marzo de 2019, con la cual tocó el Concierto para piano e instrumentos de aliento de Igor Stravinski.
Su personalidad cálida le ganó no sólo el respeto y admiración de quien entraba en contacto con él sino también su afecto.
Fuente: Tom Huizenga, npr newsletter.
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