Sonata para piano op. 2, no. 1, en fa menor
Sviatoslav Richter, piano
La historia cuenta que Beethoven le dio poca importancia a las clases que recibió de Haydn tras la llegada del primero a Viena en 1792. Sin embargo, Haydn lo consideraba un alumno totalmente devoto que, según él, se convertiría en uno de los más grandes artistas musicales en Europa, y estaba orgulloso de llamarse a sí mismo su maestro.
De hecho, durante la composición de las tres sonatas del op. 2, Beethoven estaba recibiendo clases en contrapunto de Albrechtsberger, mientras Haydn estaba en Londres, pero aún así fue Haydn quien recibió la dedicatoria. Son las obras de quien en ese momento era un pianista frecuentemente invitado y honrado en los “salones” de la sociedad vienesa. La primera (1795), con su manera virtuosa y brillante, muestra a Beethoven deleitándose con su habilidad al teclado.
A pesar de eso, siendo la primera del gran ciclo beethoveniano, también es la que la mayoría de los jóvenes pianistas intentan para medirse con el autor, quizá porque gran parte del primer movimiento es texturalmente transparente, con sólo dos voces principales.
Estructuralmente es clara, con un par de temas principales fácilmente identificables: la idea del arpegio de apertura y su inversión más legato sobre los trémolos oscilantes. El Adagio es típico de los movimientos lentos de Beethoven en los que una melodía simple y sin adornos se somete a una expansión y elaboración cada vez mayor a través de notas rápidas y adornos extendidos. El sencillo pero encantador Minueto es seguido por un emocionante final, con tresillos que rara vez abandonan su su energía.
Sonata para piano op. 2, no. 2, en la mayor
Daria Rabotkina, piano
Las primeras tres sonatas para piano de Beethoven se dedicaron a la figura que lo inspiró a mudarse de su ciudad natal a Viena, Joseph Haydn. La segunda sonata es notable por la forma en que vemos a Beethoven que trata su material musical como motivos más que como temas: el primer movimiento se abre con una sucesión de estas ideas, una mezcla de arpegios y figuras escalares. El movimiento lento es un largo expresivo en el que el piano hace un acompañamiento tipo contrabajo con pizzicato. El scherzo juguetón tiene un trío más lírico en el centro, mientras que el final es un rondo amplio, marcado como “grazioso” (elegante), pero que encuentra espacio para más energía rítmica en los episodios centrales.
Sonata para piano op. 2, no. 3 en do mayor
Arturo Benedetti Michelangeli, piano
Si bien la influencia tanto de Haydn como de Mozart es evidente en esta sonata, el primer movimiento es, de hecho, la elaboración de un movimiento de cuarteto que data de la juventud de Beethoven en Bonn, un recordatorio de ello es la textura a cuatro partes del inicio. Este primer movimiento tiene una gran cantidad de material, cada grupo temático tiene al menos dos ideas. La coda, que comienza con una cadencia, lleva el movimiento a un final brillante.
El Adagio está en mi mayor, con una sección central larga en el relativo menor. Hay tres temas, los dos primeros aparecen primero en el menor y luego, hacia el final, en el mayor. El noble primer tema varía sólo en su tercera y última aparición. El scherzo se caracteriza por su estilo cuasi-fugado y el énfasis lúdico de los débiles débiles del compás. El final es un sonata-rondo en el que el episodio central actúa como un desarrollo y el primer tema y el primer episodio toman la forma de primer y segundo tema.
Fuente: Notas al programa del ciclo de sonatas de Beethoven de Artur Pizarro para la BBC Radio 3
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