Birgit Christina Nilsson fue indiscutiblemente la soprano dramática más destacada de la segunda mitad del siglo XX. Su voz tenía un poder y un brillo inigualables, así como una personalidad que dominaba todos los escenarios.

En el apogeo de su fama, fue la cantante de ópera mejor pagada, pero en el fondo seguía siendo la hija de un granjero, que amaba a los animales y que vivía en Skåne, su tierra natal, en el sur de Suecia. Nilsson famosa por su sentido del humor; cuando se le preguntó por el secreto para cantar el papel de Isolda, su rol más famoso, respondió: "sólo un par de zapatos cómodos".

Su rango y color vocal le permitieron ser especialmente recordada por sus versiones de Wagner (como Brünnhilde en el anillo o la ya mencionada Isolda), y de Richard Strauss (en particular, Elektra y la tintorera en La mujer sin sombra). Pero también brilló como Donna Anna en Mozart y Lady Macbeth, Aida, Tosca y Turandot.