Ciclos sinfónico OFUNAM | Moncayo

Terminada el 3 de julio de 1945 y estrenada diez días después con el compositor al frente de la Orquesta Sinfónica de México, la Sinfonietta es un ejemplo del dominio pleno que Moncayo había alcanzado a sus 33 años de vida de los recursos composicionales que caracterizaron su arte. Dividida en tres movimientos encadenados, Allegro – Lento – Allegro, la Sinfonietta deslumbra por la potencia de sus ritmos y la expresividad de sus contrastes. Así, el primer movimiento está construido sobre dos temas de marcado carácter rítmico, cuya estructura Moncayo descompone una y otra vez en cada uno de los motivos que los conforman, no solamente a través de distintas posibilidades de acentuación sino al hacerlos pasar por diversos colores instrumentales, sobre una vigorosa base rítmica constantemente dislocada por medio de acentuaciones irregulares, para generar un tejido sonoro en el que los distintos planos que lo conforman no coinciden en el tiempo, y sin embargo transmiten la sensación de estar perfectamente articulados entre sí por una lógica compleja similar a la que ordena el discurso visual en la obra de Carlos Mérida. Por su parte, el segundo movimiento contrasta con las secciones extremas por el orden y claridad de sus frases, de un expresivo lirismo, que establecen una especie de canto responsorial entre distintas secciones de la orquesta, y que súbitamente dan paso a un elaborado patrón rítmico melódico que poco a poco se va animando a través de constantes repeticiones, enriquecidas instrumentalmente, y que generan una gran forma de despliegue en la que la tensión se va incrementando poco a poco, hasta interrumpirse abruptamente para dar paso al Allegro final, en el que se recapitula principalmente el primero de los dos temas que conforman el movimiento inicial.