Livia Prunaru, violin
Gregor Horsch, cello
Royal Concertgebouw Orchestra, dirige Andris Nelson
Livia Prunaru, violin
Gregor Horsch, cello
La Sinfonía no. 4 en do menor fue empezada por Shostakovich durante una gira por Turquía, promovida por el gobierno soviético en el mes de septiembre de 1935. La condena de su ópera Lady Macbeth en el mes de enero de 1936 le produjo un estado de intranquilidad al ver su vida en peligro. Persuadido de que debía terminar la obra, después de algunas semanas retomó su trabajo y completó la sinfonía en el mes de abril. La orquestación la terminó en el mes de mayo de 1936. Preparada para ser estrenada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado fue retirada del programa por el propio compositor, después de una serie de circunstancias adversas, realmente influenciado por la condena estatal.
Shostakovich tenía miedo de ser arrestado por la policía secreta. Razones no le faltaban para estar aterrado. Su amigo Mikhail Kvadri, a quién dedicó su primera sinfonía había sido ejecutado por motivos políticos. Uno de sus defensores, amante de su música, el mariscal Mikhail Tukhachevsky fue ejecutado en una de las terribles purgas del Ejército Rojo. También habían muerto parientes próximos del compositor. Una de sus relaciones con una joven traductora llamada Yelena Kontantinovskaya había terminado bruscamente al ser denunciada y arrestada.
También en el plano personal, Shostakovich se encontraba en una posición delicada. Su hija Galina, fruto de su matrimonio con Nina Varzar, había nacido cuatro meses antes de la aparición del turbulento artículo en el Pravda.
El manuscrito de la sinfonía se perdió durante la Segunda Guerra Mundial. Shostakovich realizó una versión de la misma para dos pianos en 1945 a través de sus propios apuntes. El original de la obra fue finalmente ser reconstruido por medio de las particellas orquestales sobrevivientes y estrenada en Moscú el 30 de diciembre de 1961 por la Orquesta Filarmónica de Moscú dirigida por Kyril Kondrashin. Después de alguna pequeña revisión, la obra se publicó después de la muerte del compositor en 1984.
El primer movimiento, allegretto poco moderato, posee una construcción libre con un alto grado de disonancia. Después de una breve introducción los violines apoyados por trompetas y trombones en sordina empiezan una especie de danza infernal. De repente todo se calma y continúa un tema lírico en la cuerda. Después de una explosión de la orquesta, el fagot introduce un tema de gran tristeza, que más tarde repetirá el clarinete bajo. Reaparecen los gritos de protesta, con repetidas disonancias. Esto da lugar a una caricatura de danza que parece mofarse de las vulgaridades de la vida. Luego en una especie de torbellino se convierte en un vals fantasmagórico que lo arrastra todo a su paso. Más adelante la música se va calmando, hasta que unos acordes arrastrados, como una respiración fatigada, lo llevan a un nuevo episodio rítmico, en el cual la trompeta introduce su melodía sobre un ostinato de la cuerda. La última sección es más lenta y resignada, con un triste tema cantado por el violoncello. La coda es interpretada por los alientos de modo suave, terminando con unos pequeños gritos de protesta. Si Stalin hubiera escuchado esta obra, esta vez seguramente hubiera enviado a su autor a Siberia.
El segundo movimiento, moderato con moto, es el scherzo de la sinfonía. Un tema de danza fantástica es introducido por la cuerda. Las violas presentan el tema acompañadas por pizzicatos de los violoncelos y contrabajos. La madera añade sus propios comentarios. El tema es repetido por los piccolos terminando con un breve tutti orquestal. El motivo del trio es presentado primero por la cuerda, un tema irónico y grotesco. Cuando retorna el primer tema se desarrolla de modo fugado. El segundo tema reaparece en las trompas. La música se va diluyendo progresivamente acompañada por un característico ostinato de la percusión, un detalle que reaparecerá en sus últimas sinfonías.
El último movimiento, largo, allegretto, evoca en su comienzo el scherzo de la primera sinfonía de Mahler. Empieza con una introducción lenta. El fagot canta una larga frase melancólica, acompañado por el ritmo de marcha fúnebre en los timbales y contrabajos. La marcha mahleriana llega a su máxima intensidad, antes de convertirse en una especie de lírico himno. La marcha se reemprende con tranquilidad. De repente una serie de violentos pasajes pone fin a esta serenidad. Se inicia una especie de divertimento, que comprende una dinámica danza, una polca disparatada, seguida por un vals lírico, un galop y una marcha. En la parte final escuchamos una especie de solemne himno acompañado por el retumbar de las cajas. Se interrumpe para volver a la meditación del principio del movimiento, que nos conduce a una forma de música de las esferas con sonidos aéreos acompañados por un suave ostinato de los bajos.
El compositor explicó que esta sinfonía intentaba relatar los temores de vivir en Rusia en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Expresa sus sentimientos de desesperación, aunque escuchando la extensa coda vemos que no termina en el pesimismo. Puede ser explicado también como la réplica de un artista a la crítica injustificado. Pero en realidad el verdadero sentido de la obra mantiene su misterio. No puede explicarse como una reacción contra la crítica de Stalin, puesto que la mayor parte de la obra fue diseñada anteriormente a estos hechos.
Shostakovich había estado estudiando las sinfonías de Mahler y deseaba componer con parecida trascendencia. Son obras descriptivas pero realizadas de una forma indirecta. Muestra una situación social que tiene graves deficiencias, pero no se encuentra totalmente inmerso en la misma, esperando una solución en el futuro.
Fuente: historiadelasinfonia.es
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