Gioacchino Rossini (1792-1868), uno de los mayores talentos líricos de la historia de la música, vivió 76 años pero absolutamente todas sus óperas fueron escritas en sus primeros treinta y ocho años de vida. Dada su impresionante creatividad y velocidad de escritura (por ejemplo, en 1812 estrenó nada menos que seis óperas), a aquella edad había compuesto ya más de treinta óperas, entre ellas títulos tan célebres como La italiana en Argel, El barbero de Sevilla, La Cenerentola, La gazza ladra.
Curiosamente, después de escribir la última nota de Guillermo Tell, Rossini siente que su vena operística se ha agotado y en los últimos cuarenta años de su vida no vuelve a escribir un solo compás para una ópera. Dejaba cuarenta óperas escritas en diecinueve años, tanto bufas (cómicas) como serias (Otelo, Semiramide). Se dedica a la composición de piezas de menor formato – no por ello menos interesantes – la mayoría de inclinación religiosa como su Stabat Mater y la Pequeña misa solemne, entre otras.
Fuentes: J.L.Temes, Apuntes anecdóticos de historia de la música, Madrid, Ediciones Línea, 1983; Jesús Trujillo Sevilla, Breve historia de la ópera, Madrid, Alianza Editorial, 2007.
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