Choses vues à droite et à gauche (sans lunettes) —traducido al español como Cosas vistas a derecha e izquierda (sin gafas)— es el título de una suite para violín y piano escrita en 1914 por Erik Satie (1866-1925), y es también el título del documental sobre la vida de este excéntrico compositor que el escritor y cineasta inglés Christopher Hale (Out of Asia, 21st Century Airport, To the Ends of the Earth: Search for the Sons of Abraham) dirigió en 1992 para BBC2 y Arte/France.
Con una entretenida estructura que intercala entrevistas, testimonios, imágenes de archivo, recreaciones de época, interpretaciones en vivo, multimedia, teatro de sombras, coreografías y hasta fragmentos del célebre cortometraje dadaísta Entr’acte (René Clair, 1924) —en el que Satie tuvo una breve aparición y cuya banda sonora escribió—, Erik Satie: Things Seen to the Right and the Left nos ofrece un cautivante retrato del músico francés a través de los ojos de personas que lo conocieron, expertos que analizan sus muy particulares obras y artistas que admiran y reconocen la influencia de su música tanto a nivel personal como en el panorama creativo contemporáneo.
Narrado por la actriz inglesa Jane Lapotaire (Surviving Picasso, The Crown) y con el actor inglés Simon Callow (Amadeus, Cuatro bodas y un funeral, Shakespeare in Love) como la voz de Erik Satie, en este espléndido documental elegantemente realizado vemos a personalidades como los compositores Philip Glass (1937), Gavin Bryars (1943), Kurt Schwertsik (1935), Andrew Hugill (1957) y Louis Andriessen (1939-2021), el pintor y collagista Tom Phillips (1937) y el escritor Michel Robillard —autor del libro Erik Satie d’Arcueil (1990)— hablar sobre la importancia y la permanencia de la obra de Erik Satie (con la Musique Mecanique de la pianista de jazz Carla Bley como excelente ejemplo), su relación con otras artes y los diversos intereses creativos del músico a lo largo de su vida. A la par, la actriz Madeleine Milhaud (1902-2008) —prima y esposa del compositor Darius Milhaud— y André Veyssière —hijo de Léon-Louis Veyssière, amigo de Satie— dan rienda suelta a los recuerdos para esbozar la figura de Erik Satie como persona y tratar de comprender su maravillada manera de ver el mundo. Por su parte, el pianista y director de orquesta neerlandés Reinbert de Leeuw (1938-2020) y la pianista y compositora británica Joanna MacGregor (1959) ejemplifican y analizan algunas obras de Satie —Gymnopédie no. 1, Ogives, Embryons desséchés no. 2 d’Edriophthalma, Sports et divertissements 17: Le Tango (perpétuel)—, mientras que intérpretes como el violinista Alexander Balanescu, la organista Yanka Hekimova, la soprano Yumi Nara (acompañada por el pianista Jeff Cohen), los ensambles George W. Welch (con el actor francés Maurice Antoni) y Erwartung, el dúo Campion/Vachon y Le Theatre Choreographique de Rennes et de Bretagne con el coreógrafo Gigi Caciuleanu nos ofrecen sendas interpretaciones de piezas como Musique d’ameublement, Messe des pauvres, Je te veux, Enfantillages Pittoresques, Cinéma y los ballets Relâche y Uspud.
Por supuesto, en Erik Satie: Things Seen to the Right and the Left tampoco podía faltar la presencia del compositor estadounidense John Cage (1912-1992), entusiasta defensor del sagaz ingenio, el peculiar humor y la inmensa libertad creativa que permean toda la obra del músico francés. En diversos momentos del documental escuchamos —con un acompañamiento visual que nos recuerda al Peter Greenaway de trabajos como M is for Man, Music, Mozart (1991)— diversos fragmentos de Socrate, drama en tres partes para voz y piano que Erik Satie publicó en 1919 y que John Cage transcribió para piano solo —usando una estructura rítmica idéntica—en 1969 con el nombre de Cheap Imitation. También escuchamos una y otra vez al pianista y compositor inglés John White (1936) ejecutar algunas de las repeticiones de la legendaria pieza Vexations, la cual consta de un breve tema con un par de variaciones de acordes que —de acuerdo con la indicación del propio Satie— debe repetirse 840 veces, con lo que su interpretación íntegra puede llegar a alcanzar duraciones realmente maratónicas. El crítico musical Mark Swed nos habla del interés que esta radical obra despertó en John Cage, lo cual lo llevó a interpretarla completa por primera vez en la historia el 9 de septiembre de 1963, en el Pocket Theatre de Nueva York, acompañado por un grupo de diez pianistas que se fueron turnando hasta concluir la proeza en un concierto que duró aproximadamente 18 horas y 40 minutos.
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