El Palau de Les Arts de Valencia presentó los pasados días el estreno en España de la ópera Fin de partie de György Kurtág (1926), a partir del texto homónimo de Samuel Beckett. Después de Milán (donde se estrenó) y Ámsterdam, este título visita ahora Valencia antes de hacer lo propio en Nueva York y París. En una propuesta escénica firmada por Pierre Audi y bajo la batuta de Markus Stenz, el título llega a Les Arts con las voces de Frode Olsen (Hamm), Leigh Melrose (Clov), Hilary Summers (Nell) y Leonardo Cortellazzi (Nagg). Se trata del mismo elenco que estrenó la obra tras prepararla con el propio Kurtág, en otoño de 2018.
Se ofrecieron cuatro funciones entre el 29 de octubre y el 4 de noviembre. Con esta obra, el Palau de les Arts quiso proponer una reflexión sobre la resiliencia humana, a través de la única ópera de György Kurtág, “considerado como uno de los compositores fundamentales en la historia de la música del siglo XX”, ha señalado Jesús Iglesias Noriega. La propuesta escénica de Pierre Audi respeta el confinamiento social y psicológico que sufren los cuatro protagonistas imaginados por Samuel Beckett.
En palabras del propio director de escena, “esta pieza es como un testamento de Kurtág. Contiene toda su vida, toda su experiencia, todas las cosas que según él únicamente se pueden expresar a través de la música, y creo que eso es lo que la convierte en una obra muy conmovedora y muy dura. El resultado —prosigue— es increíble porque consigue expresar lo que Beckett quería expresar con el texto, pero también con la música. Porque hay mucha música entre las palabras, y eso para Kurtág es como un segundo texto, que hace que esta ópera sea única dentro del repertorio lírico”.
Por su parte, Markus Stenz celebra que Les Arts haya podido mantener íntegra la orquestación de la partitura que se estrenó en la Scala de Milán, lo que permitirá al público de València experimentar el impacto total del sonido original que el compositor húngaro escribió. “Es una partitura extraordinaria —afirma el director alemán—, probablemente la partitura con más color de todas las que ha escrito. Lo que Kurtág ha hecho en este caso es coger una pieza muy íntima y ha dado colores para cada palabra del texto que cantan los personajes. Es una obra maestra, extremadamente imaginativa y muy directa, como el fluir de la conciencia”.Fuente: Platea Magazine
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