Rossini in Wildbad
El rico Gaudenzio ha prometido a su pupila Sofía al hijo de su amigo Bruschino sin preguntar. Pero este último está recluido en una posada con una deuda de bebida. Florville, el amante de Sofía, se hace pasar sin contemplaciones por Bruschino junior. El robo de identidad conduce a una situación absurda, porque todo el mundo asume que el viejo Bruschino niega su paternidad, hasta que, en la mayor confusión, aparece el hijo pródigo.
Aunque relativamente temprano en la producción de Rossini (1813), Il signor Bruschino muestra al compositor ya en el apogeo de su escandaloso estilo de ópera bufa. Es una obra maestra de brío cómico e invención. La música idiosincrásica de Rossini está ahí desde el principio; en la obertura, los segundos violines golpean con sus arcos los candelabros de metal unidos a sus atriles en un gesto rítmico que impregna toda la pieza. El lugar para esta producción es igual de encantador. En el salvajemente romántico Kurpark en medio de la Selva Negra de Alemania, se encuentra el Kurtheater de 1864, que se asemeja a un chalet suizo con elementos neobarrocos. Desde su reapertura en 2005 con Joan Sutherland como mecenas, el Kurttheater con sus apenas 200 asientos ha sido el corazón de un notable festival de verano Rossini en Wildbad, presidido por Jochen Schönleber, quien también dirige esta producción con un excelente elenco de voces rossinianas.
Fuente: Opera Vision
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