JONAS KAUFMANN GRABA EL VIAJE DE INVIERNO DE SCHUBERT

por Ricardo Rondón Nuestro tenor favorito en el mundo operístico, Jonas Kaufmann, dirige su inmenso talento a un género que cultiva como ningún otro y en […]

Por Música en México Última Modificación noviembre 9, 2014

por Ricardo Rondón

Nuestro tenor favorito en el mundo operístico, Jonas Kaufmann, dirige su inmenso talento a un género que cultiva como ningún otro y en donde hoy día está reviviendo el mundo íntimo y especial del lieder. Schubert fue sui generis en dos manifestaciones, una fue la canción y la otra, las miniaturas para piano. Cuando empezó a componer canciones, el género era repudiado por los grandes maestros, y los artistas de primer nivel simplemente lo ignoraban. En manos de Schubert las manifestaciones se convertían en composiciones llenas de fuego dramático, poesía y sentimientos profundos. Sir George Grove lo admiraba sin límites y comentaba que los grandes poetas tenían en Schubert un apóstol para comunicar sus joyas descritas en palabras y ahora en música. Schumann, Mendelssohn y Brahms siguieron su ejemplo.

Entre 1821 y 1827 Schubert compone sus dos cíclos de canciones más importantes, Die Schöne Müllerin (La Bella Molinera) y Die Winterreise (El viaje de invierno). Aquí el mundo de la canción toma niveles insospechados y se recrean pequeños dramas en cada expresión.. Ambos ciclos están basados en poesías de Wilhelm Müller, contemporáneo del compositor. El primero es bucólico y romántico, el segundo – Die Wnterreise – es consistentemente trágico. La atmósfera fúnebre y el dolor sobrecogedor del héroe en este viaje invernal tienen un poder incomparable. Abre con “Buenas noches” y establece un estado anímico fundamental. La creación del ciclo le produjo gran angustia a Schubert y allí expresó toda su desesperación.

La cita ineludible con la muerte está clara y el viajero le sabe. La historia del Winterreise es clara y la obra nos hace compartir el corazón de cada idea. A mediados del invierno el hombre toma su camino. Deja atrás su pueblo, en donde su amada lo ha abandonado, recuerda la felicidad que tuvo y añora la muerte que no llega. Cada canción es una pequeña joya que conduce a pasos hacia un destino implacable. Se trata de la expresión más personal de Franz Schubert y su “Canto del cisne” que debe dejarnos agotados. En México escuchamos a Hermann Prey cantarlo en Bellas Artes (mayo 1978) y fue una noche memorable. Hay grabaciones principalmente con barítonos como Hotter, Fischer-Dieskau y Prey que son distinguidas pero ninguna tiene la fuerza de la expresión de Kaufmann, ni la belleza de su timbre. Prey nos gusta pero Kaufmann nos trasporta a su mundo.

Cada canción deja un puñetazo emotivo y mantiene su pulso urgente, sólido y un rubato ideal. La calidez infinita de Kaufmann sostiene la tensión entre pasado y presente. Su timbre robusto nos ofrece juventud e inocencia pero también reflexiones morbosas. El Schubert de Kaufmann cultiva belleza de la línea y tono, ya sea en lo íntimo o las expresiones a toda voz. Su técnica es impresionante y no hay nada artificioso o escuchamos a un amanerado. Su ritmo también es ideal. El estilo cultivado lleva a cada canción al mundo de un producto terminado, y a pesar de ello la fluidez del ciclo es respetada. Escuchamos al viajero comunicar entusiasmo, desolación, rechazo, confusión, distancia, dolorosa resignación y angustia. Todo lo hace con tal maestría, rango y sutileza que para nada suena mecánico. Sus incursiones en momentos de quietud muestran su profundidad expresiva y magnifico manejo de timbres finos.

Si existe una prueba de ácido para un cantante de lieder es sin duda Die Winterreise de Schubert ,una expresión musical de 24 inspiraciones de poemas de Müller que es considerada el pináculo del mundo de lieder, una secuencia de canciones tan emocionantes que se apoderan profundamente del que escucha y del intérprete. Después de muchos años de trabajo al lado de su maestro Helmut Deutsch y numerosas actuaciones con Winterreise, Jonas Kaufmann y Helmut Deutsch finalmente llevan la obra al estudio y los resultados son superlativos. Sony festeja con este lanzamiento la nueva exclusividad de Kaufmann como artista y las reacciones han sido tan positivas que no hay duda de que aquí tenemos el disco vocal más importante en lo que va del año 2014. Todavía resuena en nuestro subconsciente la repetición melódica de Der Leiermann (El organillero), que conduce al viajero a su cita ineludible. El sonido es excelente y la presentación incluye textos completos con traducciones. Indudablemente, es la gran experiencia.

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