Poco después de la muerte de Beethoven, algunos críticos ya describían al Clavecín Bien Templado de Bach como el Viejo Testamento de la música para teclado y a las 32 sonatas de Beethoven como el Nuevo. Aunque esta comparación pueda parecer trillada, es cierto que uno puede acceder a cualquiera de estos dos monumentos en cualquier etapa y ambos se prestan a exégesis. Por otro lado, sus “programas” son diametralmente opuestos: en sus preludios y fugas, Bach se deleita en explorar las 24 “recién templadas” claves siguiendo un itinerario sistemático – es más, científico. Beethoven, sin embargo, concibe a sus sonatas como un viaje de iniciación en cuatro etapas clave – de música decorativa, en imitación de Haydn y Mozart (las op. 2-22) , a música de introspección que refleja su drama personal (op. 101-111), atravesando por dos periodos intermedios (op.26-57); (op.78-90). En su estudio precursor, “Beethoven y sus tres estilos” (1852), Wilhelm von Lenz propuso que “las sonatas de Beethoven son el Hombre”, y constituyen una especie de diario personal al cual confió ‘sus dolores, sus dichas, sus triunfos, sus desencantos’ ”. Al hacerlo, Lenz elevó las 32 sonatas – a las que habría que añadir cinco obras de juventud WoO47 números 1-3, 50 y 51 – a un nivel de universalidad con el cual se puede identificar toda la humanidad; sus sentimientos son “los de todo hombre, en toda época”. Fuente: Jean-Paul Montaigner, notas a las grabaciones de las 32 sonatas con Paul Lewis al piano, Harmonia Mundi. En el próximo Festival Internacional Cervantino, el aclamado y homenajeado pianista austriaco Rudolf Buchbinder (1946), interpretará las 32 sonatas en siete conciertos, en cinco días: del 9 al 13 de octubre, en el Templo de la Valenciana, en Guanajuato. Una oportunidad singular. Abono a los siete conciertos: $1,500.00. Habrá boletos para conciertos individuales.
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