Rossini in the Wildbad
Todos los hombres de Touraine se encuentran en una cruzada. Sólo el joven conde y sus compañeros están allí, pero tienen otras cosas en mente: están al acecho de aventuras amorosas. Con disfraces ridículos, intentan burlar a las mujeres, que por ahora están privadas de sus maridos. La bella y estricta condesa Adele, para honrar a su hermano cruzado y a otros caballeros, ha hecho voto de castidad, aunque se ha enamorado del noble escudero del conde, el joven Isolier. Sin duda, en tales circunstancias, ¿no deberían todos los hombres ser desterrados de su castillo?
¿Qué pensar entonces de la comedia de Rossini? Bueno, es sin duda algo más que una colección de chistes de ancianos. Cuando el conde finalmente logra penetrar en el castillo atrincherado, aparece Isolier (a quien en realidad tampoco se le permite entrar), pero tiene un papel clave: desenmascara al conde y, en un trío indescriptiblemente hermoso, se esconde disfrazado en la oscuridad entre él y la condesa para protegerla. El conde intenta acercarse a él, pero ¡un momento! Isolier no es un hombre, sino una mujer disfrazada. Tenemos, pues, a un tenor disfrazado de mujer que cree estar haciendo el amor con una soprano, cuando en realidad está cortejando a un alto que hace el papel de hombre y que ocupa el lugar de la soprano. ¿Y qué decir de una ópera en la que gran parte de la música deriva directamente de una obra cuya sustancia es completamente distinta, a saber, Il viaggio a Reims? Son muchas las preguntas que hay que responder ante una de las óperas más encantadoras y elegantes de Rossini. La celebración anual de Rossini en Wildbad, en la Selva Negra alemana, pretende en su nueva producción abordar al menos una. ¿Quién es Isolier? ¿El niño Isolier es un hombre o una mujer que sueña con ser un hombre, fuerte como un cruzado?
Fuente: OperaVision
Comentarios