El próximo sábado 9 de noviembre a las 12:00 p.m se transmitirá en el Auditorio Nacional, en vivo desde el Met de Nueva York, Madama Butterfly de Giacomo Puccini. En los papeles principales estarán la soprano china Hui He como Cio-Cio San, la mezzosoprano estadounidense Elizabeth DeShong como Suzuki, el tenor italiano Andrea Carè como Pinkerton y el barítono brasileño Paulo Szot como Sharpless. La puesta en escena es del fallecido cineasta británico Anthony Minghella, y al frente de la orquesta y el coro del Met estará el maestro italiano Pier Giorgio Morandi.
Una historia de amor e imperialismo
El papel principal de Madama Butterfly, una joven geisha que se aferra a la idea de que su matrimonio arreglado con un oficial de la marina estadounidense es para siempre y está basado en el amor, es uno de los roles definitorios de la ópera mundial. La historia provoca una reflexión acerca del imperialismo cultural y sexual para un público lejano al ámbito de la ópera y ha dado pie a innumerables adaptaciones cinematográficas, televisivas y literarias.
Los libretistas de Madama Butterfly fueron Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, que ya habían colaborado con Puccini en La Bohème y Tosca. Giacosa, dramaturgo, estuvo a cargo de las historias, e Illica, poeta, trabajó sobre los diálogos.
La ópera sucede en la ciudad portuaria de Nagasaki a principios del siglo XX, cuando la presencia estadounidense estaba en plena expansión. Japón definía en ese tiempo su papel a nivel mundial y Nagasaki era uno de los pocos puertos abiertos a navíos extranjeros. Matrimonios temporales entre marineros de ultramar y mujeres japonesas no eran inusuales.
Puccini llegó a nuevos niveles de sofisticación con su uso de la orquesta, con matices y sonoridades sutiles a lo largo de la partitura. Pero la ópera se basa enteramente en la interpretación del papel principal: Cio-Cio San, que está en el escenario casi de manera permanente y es el único personaje que sufre una verdadera y trágica evolución. La cantante debe transmitir un abanico de emociones: el deseo, la esperanza y el desengaño.
La otra Madama Butterfly
Presente en Londres por el estreno de Tosca (1901), Puccini asistió al Duke of York’s Theatre para ver la representación que el dramaturgo David Belasco había adaptado de un relato del abogado filipino John Luther Long: Madame Butterfly. Si bien es cierto que esa filigrana bautizada en la ópera como “Cio-Cio San” es casi un invento de Belasco y Long, y preservada gracias a la armonía magistral música-teatro de Puccini, esa efigie venerable, es decir, la mujer que sufre y llora a mares por un teniente de la marina mercante de los Estados Unidos, sí existió y no murió a los 18 años, sino de 48, en marzo de 1899 y después de haber educado a su hijo, en la ciudad de Tokio.
Se llamaba Tsuru Yamamura y su vástago no era el niño de cabellos rubios y rizados, sino Tomisaburo Kuraba, corpulento y de cabello raso. Se le llamaba a ella Butterfly por los emblemas que solía llevar en sus ropas, alusivos a las mariposas, y que eran el linaje de la familia de samuráis de la que ella era descendiente directa. No existieron al lado de ella un Pinkerton desalmado y un tío irascible. La variante es que ella abandonó sus costumbres para convertirse al cristianismo.
Esto, pues, le fue narrado a Long por una pareja de misioneros de Estados Unidos. Long lo tomó como propio, después Belasco hizo una obra de teatro, le vendió los derechos a Puccini e hizo mucho dinero, pasando así a la historia. El mismo Belasco decía: “No es posible discutir de negocios con un italiano impulsivo, con lágrimas en los ojos y que te abraza emocionado cuando se refiere a la pequeña Butterfly”.
Cio-Cio San fue el personaje femenino que más emocionó a Puccini por esa inocencia pura y delicada que él mismo trazó. Una revista japonesa publicó un artículo en el que los habitantes de Nagasaki preferían que su ciudad fuese recordada como la tierra natal de la heroína de Puccini y no como un objetivo de bombardeo atómico.
Para [sic] el estreno del 17 de febrero de 1904 en La Scala, la ópera fue mal recibida, especialmente en la escena de la parentela de Butterfly, más adelante fue abucheado el dúo, pues el público lo halló parecido al de La Bohème. Puccini retiró la obra de la cartelera y la modificó, comenzando con una reducción drástica en la escena de la familia de Butterfly. Francis Blummy Pinkerton se convirtió en Benjamin Franklin Pinkerton, habiendo olvidado Puccini modificar las consonantes que Butterfly pronuncia ya casada: “F. B. Pinkerton…”
Pequeños retoques en las intervenciones corales del primer acto, la eliminación total cuando [sic] Sharpless mostraba sorpresa al entrar a casa de la joven mujer y le pedían que se descalzara; el segundo acto, largo y fastidioso, se dividió en dos. Así nació la otra Butterfly, que el público recibió en el Teatro Grande de Brescia el 28 de mayo del mismo año y la convirtió en éxito.
Fuente: José Octavio Sosa en el programa de mano del Auditorio Nacional para las proyecciones En vivo desde el MET de Nueva York, temporada 2019-2020
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