La llegada de la era industrial y el maquinismo de comienzos de siglo encontró pronto su reflejo en la música de concierto: en 1924, Honegger escribe su “Pacific 231”, descripción emocional de una gran locomotora de la época; de 1926 es “Skyscrapers” (Rascacielos) de Carpenter; de 1927 es “Pas d’acier” (Paso de acero) de Prokofiev, “La fundición de acero” de Mossolov, el “Ballet mécanique” de George Antheil y el “HP” (Caballos de vapor), de Carlos Chávez. Y así se podría relacionar una larga lista.
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