Entérate Mozart. El genio de la vida tormentosa
– “Me preguntaba diez veces al día si le quería; y si bromeando le respondía que no, las lágrimas brillaban en seguida en sus ojos”. Andreas Schachtner, trompetista y amigo de la familia Mozart, en un testimonio sobre su infancia.
– “Era un hombre pequeño, muy delgado y pálido, con profusión de finos y hermosos cabellos de los que estaba muy orgulloso. Tenía buen corazón y siempre estaba dispuesto a ayudar; pero cuando tocaba era tan susceptible que, si se hacía el menor ruido, se paraba inmediatamente”. O’Kelly, un cantante al que Mozart había recomendado no ser compositor.
– “Mi hermano fue un niño hermoso, pero una desgraciada enfermedad de viruela desfiguró un tanto su delicado rostro, y tras su llegada de Italia, la languidez de su piel le alejó aún más de esos rasgos originales”. Nannerl Mozart.
– “Habrás podido ver por esta carta que cuando Wolfgang hace nuevas amistades, en seguida quiere darles su vida y sus bienes. De cuando en cuando le hago alguna reflexión sobre lo que no le conviene, pero no le gusta”. Su madre, Ana María.
– “El verdadero genio sin corazón es un contrasentido. Porque ni una inteligencia elevada, ni la imaginación, ni las dos jutas hacen al genio. ¡Amor! ¡Amor! ¡Amor! He aquí el alma del genio”.
– Las personas nobles no deben casarse ni siguiendo sus gustos, ni por amor, sino solamente por el interés. Pero nosotros, pobres gentes del pueblo, no solamente estamos obligados a tomar una esposa a la que amemos y que nos ame: podemos y queremos tomar una que sea así”.
– “Si tuviera que casarme con todas las que he tonteado, tendría doscientas mujeres”.
– “Dadme el mejor piano de Europa, pero con oyentes que no comprendan nada, o que no quieren comprender, y que no sientanconmigo lo que toco, y perderé toda alegría”.
– “A veces no encuentro en las cosas ningún sentido. No siento alegría por nada. Lo que me reanima por encima de todo es que, si no siempre puedo hablar, al menos puedo pensar como quiero”.
– “¡Tengo un deseo inexplicable de escribir de nuevo una ópera. Soy más feliz cuando tengo algo que componer. Es mi única alegría y mi pasión”.
Fuente: Saraí Cabral. El Universal
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