Como el preludio y la fantasía, la tocata (de tocare, tocar en francés), es una pieza esencialmente instrumental, frecuentemente destinada a instrumentos de teclado – órgano, clavecín o piano – sin excluir otros instrumentos (por ejemplo, la Tocata para instrumentos de percusión, de Carlos Chávez, de 1942).
Es probable que la tocata provenga de los llamados de trompeta que se hacían sonar desde lo alto de los campanarios en la Edad Media; ahí yace su carácter frecuentemente heroico y la abundancia de acordes que uno encuentra sobre todo en su origen. La tocata sustituye con frecuencia al preludio como pieza preliminar (Tocata y fuga en re menor de J.S.Bach). Adquiere forma en el siglo XVI pero el siglo XVII es su edad de oro. Abandonada a partir de 1750, aproximadamente, reaparece episódicamente en la obra de ciertos maestros románticos (Schumann) y modernos (Debussy, Ravel) que la tratan de manera poco tradicional.
La tocata no tiene una estructura precisa., es probablemente una de las formas instrumentales menos construidas. Las piezas conocidas más antiguas – por ejemplo las de Andrea Gabrieli (1510-1586) confrontan la escritura vertical (al principio de la obra) con los pasajes de virtuosismo y a veces a fragmentos polifónicos en estilo de imitaciones. Frescobaldi y sus discípulos hacen de la tocata una improvisación meditativa. J-S.Bach la concibe más como una página brillante, (Tocata y fuga en re menor) que un preludio estructurado (Tocata llamada doreana). La tocata moderna generalmente escrita en valores cortos, aparece como una pieza de carácter brillante, con ritmo permanente.
Fuente: André Hodier, Les formes de la musique, Presses Universitaires de France, París, 2012.
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