New National Theater Tokyo
Orfeo está tan consumido por el dolor por la muerte de su amada Euridice que los dioses le permiten traerla de vuelta del inframundo, si no la mira en el camino. Pero, ¿quién puede resistirse a mirar a un ser querido?
Estrenada en 1762, Orfeo ed Euridice supone un punto de inflexión en la historia de la ópera. Liberando la trama de las convenciones de la ópera seria del siglo XVIII, Gluck introduce fluidez al drama. Se abandona la rígida alternancia de aria y recitativo; la continuidad y la unidad son las piedras angulares de la reforma de Gluck. El movimiento de la música de Gluck, con su intensidad lírica y el entrelazamiento de coros, canto solista y danza, atrae a los coreógrafos. New National Theatre Tokyo ha confiado su nueva producción al coreógrafo y bailarín japonés Saburo Teshigawara, conocido por la belleza y coherencia de sus producciones. Aquí, supervisa la puesta en escena, el decorado, el vestuario y la iluminación, con Masato Suzuki dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Tokio. En un mes que OperaVision dedica al mito de Orfeo, esta escala en Japón es un marcador clave del poder universal de la música. Con su aria más famosa, Che farò senza Euridice, cautivando a generaciones, Gluck sitúa la ópera en un nuevo camino que finalmente conduciría a Berlioz y Wagner.
Fuente: Opera Vision
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