La sorpresa es hoy día el principal impulso de la música de la compositora Hilda Paredes (Tehuacán, Puebla, 1957), quien recibió el pasado sábado 3 de junio un homenaje con motivo de su 60 onomástico, que se cumple el 22 de septiembre.
El acto consistió en un concierto en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a cargo del ensamble del Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (Cepromusic), dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
El programa, dirigido por José Luis Castillo, constó de dos obras de Hilda Paredes: El estreno en México del concierto para violín Señales, que será interpretado por el reconocido violinista británico Irvine Arditti como solista (con quien está casada la autora), y Jitanjáfora, pieza estrenada por el ensamble del Cepromusic en 2014.
De igual manera, la agrupación ejecutó el estreno mundial de sendas obras de los mexicanos Alejandro Romero y José Luis Hurtado, así como de la inglesa Rebecca Saunders,y tocó por vez primera en el país Piccola musica notturna; de Luigi Dallapiccola.
En entrevista, la compositora mexicana -considerada una de las más importantes de su generación- afirma que su más gran reto creativo hoy día es encontrar cosas que le sorprendan, cosas que no conozca.
“Con el paso del tiempo, el oficio me ha dotado de herramientas que, sé, pueden funcionar. Por eso lo que me mueve ahora es la sorpresa; es lo que busco. Al final de cuentas, se trata de uno de los mayores retos para cualquier artista con el paso de los años”, explica.
Radicada en Londres desde 1979, sostiene que hay mucho miedo de algunos promotores a programar música nueva, quizá para asegurar que, como se dice en inglés, “haya muchos culos” en el auditorio.
“Y lo que me interesa es que haya muchos oídos. Me gusta comunicar a la gente que quiere escuchar, que quiere sorprenderse y descubrir los universos sonoros que yo misma estoy descubriendo al hacer música”.
Autora de tres óperas y una cuarta en ciernes, que estrenará en el Festival Internacional Cervantino de 2018, Hilda Paredes refrenda su convicción en la universalidad del arte sonoro. “La obsesión de ponerle nacionalidad se debe a la industria del entretenimiento. Porque la música en sí misma puede hablar; si los oídos están abiertos, es un lenguaje que no necesita traducción y que puede entrar directamente hacia el alma”, finaliza.
Programa
“Jitanjáfora”
Hilda Paredes
“Eurídice en la reconfiguración de la memoria”
Alejandro Romero
“Stabiles III”
José Luis Hurtado
INTERMEDIO
“Stirrings Still”
Rebecca Saunders
“Piccola musIca notturna”
Luigi Dallapiccola
“Señales”
Hilda Paredes
Fuente: La Jornada
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