Ópera de Noruega
Una máquina que convierte piedras en pan, una mujer barbuda, un hospital psiquiátrico y el amor. Este es un viaje a través de una espiral deliciosamente oscura hacia la mente de Tom Rakewell. Para Tom, la combinación de indiferencia y codicia es peligrosa; y aprende por las malas. Está locamente enamorado de la bondadosa Anne Trulove, pero hay un problema: su padre quiere que Tom tenga un trabajo, pero Tom siente que no está hecho para una vida de trabajo duro. Afortunadamente, el diabólico Nick Shadow aparece y anuncia una oportuna herencia de dinero de un oscuro tío, por lo que Tom viaja a Londres en busca de la felicidad… y se encuentra con la locura en el camino.
Igor Stravinsky escribió El progreso del libertino en 1951, basándose en ocho pinturas satíricas de Hogarth, con W. H. Auden como su brillante libretista-colaborador. El don de Auden para invertir el verso en metros simples con ricos significados se adaptaba perfectamente a la necesidad de Stravinsky de contar con patrones variables. Stravinsky tomó prestado sin pudor de otras óperas y compositores. Aunque a primera vista la obra parece un pastiche del siglo XVIII, con recitativo secco acompañado de clave, es una de las partituras más complejas y polifacéticas de Stravinsky. La influencia de Mozart es evidente. La forma de verso y estribillo es típica del interés que Stravinsky manifestó durante toda su vida por las formas rituales con repetición. Para la historia, Auden creó un idilio pastoral. Tom es Adonis, quien tiene un mal final por desobedecer la orden de su amante diosa Venus. Separado de sus raíces morales, cae presa de las filosofías del nihilismo moral, y está a punto de sucumbir cuando la pequeña y apacible voz del amor lo devuelve a la cordura, o al menos a la vida (ya que la primera parece bastante perdida). Esta mezcla de convenciones antiguas proporciona un marco para una fábula estrictamente moderna, al igual que en la música. El director Vidar Magnussen ha vuelto a la Ópera Nacional de Noruega para jugar con nuestras percepciones de la realidad en este espectáculo que parece un «espectáculo de terror». Nos lleva al interior de la cabeza de Tom Rakewell en un viaje salvaje desde la riqueza y una vida de lujo hasta la pobreza y la locura. Tomando prestada la estética de los años 50 y 60, Magnussen crea un universo oscuro en forma de un mundo de fantasía absurdo y burlesco.
Fuente: Opera Vision
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