El cineasta y director teatral británico Mike Leigh (1943) —cuya carrera abarca títulos donde hace una lectura social de la cotidianeidad de la clase obrera de su país (por ejemplo en Bleak Moments, Meantime , High Hopes, Life is Sweet, Naked, Secrets and Lies y Vera Drake) y que lo confirmaron como uno de los cineastas más interesantes de su generación— abordó en 1999 el género biográfico con Topsy-Turvy, película que narra la vida del libretista William Schwenck Gilbert (1836-1911) y el compositor Arthur Sullivan (1842-1900), ineludible pareja que creó algunas de las operetas más famosas de la historia (Los piratas de Penzance, Los gondoleros, El Mikado, H. M. S. Pinafore).
El término topsy-turvy puede traducirse como “patas arriba” o “enrevesado”, y viene como anillo al dedo para hacer referencia no solo a la imaginación creativa de Arthur Sullivan, sino también a la peculiar relación de amistad-rivalidad entablada entre dos personalidades tan dispares como las de Gilbert y Sullivan —el primero, un cortés, decente, aburrido y repetitivo caballero chapado a la antigua; el segundo, un disoluto, inquieto y atrevido artista con ideas tan chispeantes como extravagantes. Curiosamente, esta pareja tan dispareja fue capaz de crear deliciosas obras donde música y letra fluyen elegantemente con singular maestría. Sin embargo, al inicio del filme, nos topamos con que La princesa Ida (1884), octava de las catorce operetas que crearon en conjunto, no ha tenido el éxito esperado. Esto hace que sus diferencias personales salgan a flote y que su ya de por sí tirante relación empiece a deteriorarse más rápidamente. A pesar de que hay de por medio un contrato que los obliga a trabajar juntos, ambos están dispuestos a mandarse al diablo mutuamente y de forma definitiva. Es entonces cuando intervienen sus amigos y asociados, quienes tratan de impedir la ruptura por todos los medios posibles. Y el público aficionado a la opereta debe agradecer este supremo esfuerzo (y cierta visita a una exposición de usos y costumbres del Japón que tuvo lugar en Knightsbridge, Londres), porque el resultado de volver a hacer trabajar juntos a la fuerza a Gilbert y Sullivan fue El Mikado (1885), una de las obras maestras del género.
Protagonizada por Allan Corduner (El mercader de Venecia, Defiance, Mr. Nobody) como Arthur Sullivan y Jim Broadbent (Moulin Rouge, La dama de hierro, Juego de tronos) como William Gilbert, Topsy-Turvy es una vertiginosa y espléndida película —llena de humor y gracia— sobre el lado humano de la creación artística. Cabe mencionar que obtuvo dos premios Óscar —a mejor maquillaje y a mejor dirección artística—, y que la espléndida banda sonora (por supuesto, con fragmentos de obras de Gilbert y Sullivan) fue adaptada y dirigida por el compositor y director de orquesta estadounidense nacionalizado inglés Carl Davis (1936).
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