¿Cómo es que la música, actividad que se supone debe ser disfrutada y gozada, termina en muchos casos por convertirse en lo contrario y generar temor y hasta sufrimiento para quien la practica?
Según la violinista y pedagoga Paulina Derbez (Ciudad de México, 1973), tal situación se debe a que varios de los métodos tradicionales de estudio musical se concentran sólo en aspectos teóricos y técnicos, y desatienden las particularidades físicas, mentales y emocionales del alumno, con lo cual propician no sólo estrés innecesario y hasta sufrimiento, sino lesiones físicas.
A partir de esa conciencia, y de experimentar aquellas situaciones cuando era estudiante, la también compositora, radicada en Toronto, Canadá, se dedicó hace varios años a desarrollar un método propio, holístico, que busca el equilibrio entre mente y cuerpo para comprender, expresar y disfrutar la música en su verdadera dimensión.
Tal propuesta conforma el libro El músico consciente, publicado en 2012, obra que ahora se enriquece con la aparición de una nueva publicación de su autoría: The Invisible Force of Music: Tapping Into Your Mind and Heart Potential for Performance Music (La fuerza invisible de la música: Aprovecha el potencial de tu mente y corazón para la interpretación musical), cuyo lanzamiento oficial a escala global será hoy.
Editado en inglés por la canadiense AOS Publishing, este nuevo volumen ha sido bien recibido por importantes figuras del arte sonoro internacional, como Aline Champion, primera violinista de la Filarmónica de Berlín desde 2000, y el multigalardonado compositor y productor Barry Goldstein, quien lo ha definido como un viaje para descubrir las verdaderas capacidades artísticas y conectarse con la dimensión mística de la música. Es una lectura obligada para cualquiera que desee explorar los reinos más profundos del arte musical y su impacto en la humanidad.
Con The Invisible Force of Music, Paulina Derbez propone una renovación latente dentro de la educación musical, no sólo porque según ella las nuevas generaciones de estudiantes están en busca de nuevas vías y oportunidades, sino porque existen casos de miedo en conservatorios y escuelas de la especialidad a escala global.
Los educandos padecen muchas tensiones físicas, emocionales y mentales, así como miedo, tanto al escenario como a sus clases, sostiene la autora en entrevista, quien detalla que este nuevo volumen, además de incorporar su ya referido método de estudio, incluye estadísticas sobre la actividad escénica, todos los contenidos pedagógicos que aprendió en su máster de pedagogía musical en la Escuela Superior de Música de Cataluña y fundamentos científicos de las neurociencias y la denominada inteligencia del corazón.
Busco que quien lea el libro cambie su relación con la música, su instrumento, consigo mismo y el escenario, para que pueda ser un actor o actriz sonoro. Es decir, llevarlo a cómo afrontar su estudio día a día, volviéndose su mejor maestro en casa, convirtiendo el pánico escénico en un momento de poder y ver a la música no como mero entretenimiento, sino como una vía de transformación. Eso se hace a través de la inteligencia del corazón, agrega la violinista, presidenta de la Red Mexicana de Conservatorios Saludables, que el 21 de noviembre sostendrá su tercera reunión nacional.
Fundamento científico
Luego de que hace unos días obtuvo el Premio Especial de la Competencia Internacional de Música en Salzburgo, el cual se suma al Premio de Honor de la Competencia Maurice Ravel en París y al tercer premio del Concurso BTHVN en Viena, también logrados este año, explica que la inteligencia del corazón es un tema estudiado desde hace más de tres décadas por el HeartMath Institute, del Reino Unido, instancia de la cual ella es mentora certificada.
Hay miles de investigaciones científicas sobre el poder del corazón; se dice que tiene su propio sistema nervioso, indica. “Por inteligencia del corazón se entiende la manera de acceder a ‘la sabiduría’ que hay en él para regular las emociones y obtener una mejor resiliencia, que es lo que se necesita tanto en la práctica diaria como en el escenario. Es la capacidad innata del corazón de regular emociones, y esto se hace a través de técnicas específicas; una de ellas es la respiración congruente, que no sólo es una respiración, sino una técnica de coherencia.
Por ejemplo, si estamos muy nerviosos porque viene un concierto, eso afecta el ritmo variable del corazón y éste enviará una señal a la amígdala indicándole que estamos en peligro. Entonces, la función del cerebro se inhibe, no podemos llevar a cabo bien las actividades, surge la famosa temblorina del estómago. Cuando uno realiza la respiración congruente, el corazón logra regular su ritmo y volverlo coherente, y las señales para la amígdala son de que envíe una cascada de endorfinas al cuerpo. Con ello se logra un cambio fisiológico muy importante.
En la tercera parte de The Invisible Force of Music, del cual se espera tener la versión en español en breve, Paulina Derbez se enfoca a la inteligencia del corazón y la misión que tiene el músico de conectar también con el corazón del escucha: “Planteo cómo a través de técnicas podrá lograrse esa mejor conexión y hacer ‘conciertos armónicos’; es decir, conciertos donde va a suceder una transformación en el público por medio de la música, del arte, pero con un fundamento científico”.
Fuente: Angel Vargas para La Jornada
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