por Ricardo Rondón
Ocho años después de Manon, Jules Massenet volvió a sorprender al público con el estreno de su Werther en Viena en 1892. La ópera está basada en la novela de Johann Goethe, Las Cuitas del Joven Werther, y cuando apareció este libro, se soltó una ola de suicidios entre los jóvenes románticos de Alemania y otros países europeos. Lo cierto es que el tiempo ha colocado a Werther como la mejor ópera del compositor al lado de Manon. Es la única de sus creaciones en donde el papel principal está asignado a un hombre, un joven poeta que en el s. XVIII en el pueblo de Wetzlar comete suicidio, por al amor frustrado que siente por Charlotte. Goethe escribió este romance sentimental después de su relación trágica con Charlotte Buff en Wetzlar y por un tiempo contempló la idea de quitarse la vida. El libretto fue elaborado por Edouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann.
Argumento
La acción tiene lugar en Wetzlar durante el s. XVIII
Aunque la trama se desarrolla en Navidad, esto no evita el ambiente trágico de su historia. En casa del Magistrado los niños ensayan un cántico navideño. El Magistrado comenta que si Charlotte estuviera cantando con ellos todo sería mejor y justamente cuando llega ella, todo mejora. Johann y Schmidt, dos amigos del Magistrado hacen remembranzas. Tanto Werther, el poeta, como Albert, son discutidos como pretendientes para Charlotte. Albert sale victorioso y el par de chismosos entra a la casa.
Werther aparece alabando la belleza de la campiña y la paz que ofrece. Entra al patio de la casa del Magistrado y se encuentra con Charlotte que prepara la cena de los niños. El joven poeta se impresiona con la escena mientras que Charlotte se alista para ir a un baile con el. Más adelante, en el baile, la pareja siente una atracción intensa y Werther declara su amor. Este sueño vuelve a la realidad cuando el Magistrado les avisa que Albert ha vuelto y es el prospecto que la madre moribunda de Charlotte le eligió como marido. Werther está destrozado.
El tiempo transcurre y nuevamente vemos a Schmidt y Johann bebiendo en la hostería. Se celebra una misa en la iglesia y Charlotte y Albert llevan tres meses de matrimonio. El triste Werther habla con Albert y después con Charlotte. Lanzando la prudencia al viento vuelve a declararle su pasión a la joven. Ella le suplica que se vaya y le dice a Sophie que se irá para siempre. Ahora en el día de Navidad Charlotte vuelve a leer las cartas de Werther y se da cuenta de lo enamorada que estaba de el. Presa de la miseria y la depresión reza por una fuerza espiritual. Werther entra a la sala y con ella recuerda día más felices: los libros que leyeron juntos y la música que compartían. Se abrazan y Charlotte huye del cuarto. Albert regresa y es obvio que se ha dado cuenta de la situación.
Un sirviente entra con una solicitud de Werther en donde le pide a Albert que le preste sus pistolas. Le da instrucciones a Charlotte de entregarlas y ella comprende las implicaciones. Nos trasladamos al apartamento de Werther en donde Charlotte lo encuentra moribundo. Ella le confiesa que lo amó desde el primer día pero es demasiado tarde. Werther muere y se escuchan las voces de los niños entonando cantos navideños que forman un encuentro de la inocencia con la tragedia dejando una huella intensa.
La próxima transmisión desde el Metropolitan Opera ofrece a Jonas Kaufmann como Werther, papel que le queda como guante y que la ha brindado éxitos en todo el mundo. Charlotte estará en manos de Sophie Koch, que ha cantado esta ópera con Kaufmann , ambos encabezan un DVD en donde musicalmente no hay problemas pero el director de cámaras de la función nos jala de un lado para otro sin perder detalle en el montaje escénico y convirtiendo sus ideas en un fastidio a la altura de la peste bubónica. Lástima pero es la realidad. Lo más importante será tener en vivo a Kaufmann materialmente viviendo un rol para el cual nació.
Grabación recomendada.–Von Stade, Carreras, Allen, producción del Royal Opera de Covent Garden, dirigida por Sir Colin Davis (Philips CD).
-Kaufmann, Koch,Tezier, producción de la Opera de París, dirigidos por Michel Plasson (DVD Decca). El nefasto director de cámaras es Benoit Jacquot: ¡a la guillotina!
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