El espíritu de elegancia y refinamiento que caracterizó a la moderna sociedad mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX cobrará vida en La Belle Époque: El México de Ricardo Castro, nuevo disco del pianista mexicano Armando Merino.
Este material rescata la obra del ilustre compositor duranguense, autor de obras de distintos géneros orquestales y vocales (óperas, una sinfonía, un poema sinfónico, dos conciertos y canciones); para algunos el peso mayoritario de Ricardo Castro, uno de los compositores mexicanos más importantes del siglo XIX, descansa en sus composiciones para piano solo, de escritura delicada, virtuosa y moderna.
Armando Merino, graduado con honores en la Escuela Nacional de Música (ahora Facultad) de la UNAM y de la maestría en Artes Musicales en la Manhattan School of Music, de Nueva York, sostiene que “Ricardo Castro explotó los recursos sonoros y técnicos del piano de una manera en la que no lo había hecho hasta entonces ninguno de sus colegas mexicanos, quienes tampoco utilizaron de forma tan atrevida el cromatismo, ni fueron tan audaces en el empleo de un virtuosismo a la vez intrépido, delicado y fino”.
De ello es ejemplo el material escogido para La Belle Époque, el cual arroja luces sobre un repertorio muy valioso y poco conocido de nuestra herencia musical, ya que además de convocar piezas de géneros tan diversos como Ocho improvisaciones op. 29; Dos impromptus op. 28, Dos Estudios de Concierto op. 20, Mazurca en si menor op. póstumo y Melodie op. 35 para violín y piano,interpretada aquí por el violinista Luis Felipe Merino, el disco incluye la primera grabación mundial de Seis preludios op. 15, Dos Nocturnos op. 48 y 49, y Romanza en sol mayor op. 31.
Editado por Merino Records, el programa es diverso en estilos, formas, géneros musicales y por ende en afectos y emociones. De escritura brillante, algunas de las piezas podrían situarse dentro del repertorio de la música de salón —muy en boga durante el período del Porfiriato—; sin embargo, la mayoría de ellas fueron concebidas como obras de concierto para ser ejecutadas por un pianista profesional.
Desde el punto de vista estilístico, más allá de la influencia que estas composiciones pudieran tener de autores como Chopin, Liszt, Moszkowski o Grieg, el intérprete,sustenta que “el sabor característico de la música de Ricardo Castro posee un gusto innegablemente nacional”.
Dentro de su labor discográfica, Armando Merino —profesor de tiempo completo en la Facultad de Música de la UNAM y miembro del grupo de Concertistas de Bellas Artes— ha sido un arduo investigador e intérprete de la obra de Ricardo Castro.
Además de contar con producciones fonográficas como Azulejos, ‘S Wonderful y Manuel M. Ponce: Los ocho ciclos para voz y piano, en 2007 publicó Capricho, los valses completos de Ricardo Castro, primera grabación mundial de la integral de esta colección, que aportó además el rescate de 16 de los 22 valses— y en 2015, Chanson d’amour, Romanzas mexicanas del siglo XIX, en la que interpreta, al lado de la soprano Luz Angélica Uribe, Melodies y Chansons, del compositor duranguense.
Miércoles 30 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
Fuente: INBA
Comentarios