Un joven sopla por una flauta construida con una rígida manguera de jardín. El espectador, escéptico, espera escuchar algún ruido a lo mucho chistoso. Pero no.
De ese objeto, que el muchacho ha transformado con perseverancia, brota una hermosa melodía similar a la de los poderosos oboes.
No se trata de un artefacto inventado, es un duduk, casi idéntico a los originales armenios, explica Ramsés Luna, director del Taller de Orquesta de Música Experimental (Tome) de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), quien tiene ya dos años con ese proyecto que ha enriquecido la vida de estudiantes de los cinco planteles de esa institución.
La iniciativa, añade el maestro en entrevista con La Jornada, no sólo esuna contrapropuesta a la música que se ha mercantilizado en escuelas nada asequibles, donde los jóvenes no sólo deben pagar por clases, sino para adquirir sus instrumentos.
En cambio, el programa de la UACM está encaminado a la formación integral de los chavos, sobre todo para que adquieran seguridad y confianza, porque a muchos les han hecho creer que no son buenos en nada.
Ser parte de un ensamble de experimentación sonora, continúa, “es una experiencia lúdica y cercana a todos. Utilizamos la pedagogía Orff, que fomenta el trabajo en equipo, incrementa habilidades del lenguaje y conceptos, así como la libertad de expresión y el poder de control del cuerpo, entre otros aspectos.
Creamos un lenguaje vivo y real, capaz de ejercer en colectivo la música antes que aprender la notación musical o la parte cognitiva de la misma, aunado a la experiencia de construir un instrumento, lo cual cobra importancia durante la manipulación de objetos creados con la finalidad de expresarse por medio del arte sonoro.
Música folclórica e improvisaciones.
Luego de varias semanas de trabajo, botes de basura, maletas viejas, botellas de plástico o llantas usadas se transforman ya sea en una zurna (instrumento de viento muy popular en Turquía), un ney (flauta típica de Medio Oriente) o un yembe (tambor africano).
“Al final veo los rostros de los estudiantes y son de asombro y felicidad. Tienen en sus manos instrumentos muy primitivos, que no son imaginarios, existe un antecedente en cada uno de ellos.
Fueron creados hace siglos utilizando, como nosotros, materiales del entorno.
“Otra de las grandes diferencias de esta enseñanza musical es que la relación entre los intérpretes y la experiencia sonora se hace más cercana. Podemos decir que cada joven vio nacer ‘desde chiquito’ su instrumento musical, que se convierte en una extensión de su propio cuerpo.
Por eso los alumnos se hacen mucho más conscientes de su entorno, adquieren seguridad y confianza, reitera Ramsés Luna, quien tiene varios años de experiencia también como músico experimental.
La orquesta se integra con unas 30 personas que estudian alguna de las licenciaturas impartidas en la UACM, aunque por el taller han pasado poco más de 50 alumnos. Hay desde futuros ingenieros hasta gestores culturales, los que ahora van por la calle viéndole a las mangueras cara de saxofón, bromea Luna.
El Taller de Orquesta de Música Experimental se presenta este jueves en el Museo Universitario del Chopo con un programa de cinco piezas que el director llama escenas, pues los músicos, detalla, “somos potencialmente actores, somos narradores inconscientes de historias.
Para esta presentación, pedí a los muchachos que personificáramos el misterio. Sin embargo, la idea es ser también críticos, decir de dónde somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos con la música, porque el músico también es un comunicador, dejamos de ser sólo entretenedores para convertirnos en algo más conceptual.
Una flauta fujara eslovaca de casi dos metros, percusiones con maleta intervenida, tinacos y el propio cuerpo, un smartphone, flautas hulusi chinas, trombones de PVC y el instrumento más antiguo del mundo, la voz, darán vida a piezas artesanales, desde música folclórica del mundo, hasta improvisaciones.
Uno de los integrantes del Tome, Roberto Reyes, dice con orgullo: No obstante ser instrumentos realizados con materiales reciclados, no suenan como si fueran juguetitos. Son potentes, afinados, de primer nivel.
El área de difusión cultural de la UACM, donde se generó esta iniciativa, trabaja para llevar el proyecto a los reclusorios del Distrito Federal, porque es un hecho que acercarse a cualquier tipo de educación artística cambia la vida, concluye Ramsés Luna.
El concierto titulado Objetos sonoros (sonidos sin resolver) con el Taller de Orquesta de Música Experimental de la UACM se presentó el 16 de abril en el Museo Universitario del Chopo (Doctor Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera ).
Fuente: La Jornada
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