En el siglo XVIII y gran parte del siglo XIX, la composición para orquesta y uno o varios instrumentos solistas fue poco cultivada en México, en contraste con el repertorio lírico. En todo caso, es notoria la escasez de documentación al respecto. Aunque se tiene noticia de un Concierto para piano de Melesio Morales , es la obra de Ricardo Castro la que señala un hito en la producción mexicana de conciertos, con dos partituras históricas: el Concierto para violoncello y orquesta y el Concierto para piano y orquesta.Siguiendo este ejemplo, Manuel M. Ponce escribe su Concierto para piano en 1911 y el piano continuará muy favorecido en esta forma: durante el s.XX se escribirán al menos treinta conciertos para piano y orquesta. A continuación una mínima selección de los autores más conocidos de estos conciertos; desafortunadamente, no existe grabación disponible de la mayoría de estas obras; hay que cazar su aparición en la programación de las orquestas sinfónicas.Melesio Morales (1838-1908); Ricardo Castro (1864-1907); Julián Carrillo (1875- 1965); José Rolón (1876-1945); Manuel M. Ponce (1882-1948); Carlos Chávez (1899-1978); Gonzalo Curiel (1904-1958); Blas Galindo (1910-1993); Carlos Jiménez Mabarak (1916-1994); Joaquín Gutiérrez Heras (1927-2012); Alicia Urreta(1930-1986); Federico Ibarra (1946), Samuel Zyman (1956), Armando Luna (1964), entre otros.Fuente: Gabriel Pareyón, Diccionario de música en México, Guadalajara, Conaculta, 1995.
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