Por Ricardo Rondón
Decca lanza un BluRay con la filmación de la exitosa función de Otelo en Zurich que acaba de recibir el premio Bellini D’Oro 2013 como la “mejor producción de ópera 2013”. No se trata del Otelo de Verdi sino el de Rossini que se escenificó en marzo de 2012. La obra, aunque trágica y dramática, es casi un Gioacchino Rossini sonriente y alegre. Para nosotros no fue una novedad pero nunca la habíamos visto puesta en escena y aunque el montaje de la Opera de Zurich sea muy sencilla y hasta reducida a cuatro paredes, es funcional y lo que cuenta son los cantantes. La dirección de Moshe Leiser y Patrice Caurier es operativa pero hubiera sido abucheada en otro sitio de no contar con este elenco. Hay que partir del hecho que el libreto de Francesco Berio di Salsa no tiene nada que ver con Shakespeare y cualquier parecido no es una mera coincidencia sino un insulto al famoso bardo. El estreno fue en 1816 en Nápoles y tuvo cierto éxito. Está clasificada dentro de las “óperas serias” de Rossini y ha sido grabada con anterioridad con José Carreras y Frederica Von Stade (Philips).
Aquí Desdémona es asediada y deseada por tres tenores pero solo un dios verdadero, Otelo, que es su esposo pero en secreto. Había sido prometida a Rodrigo pero ama a Otelo, que interrumpe la ceremonia de boda. Su padre la encierra por casquivana. Cuando Yago convence a Otelo que la mujer lo engaña con Rodrigo, Otelo lo reta a duelo. Por ese hecho, Elmiro (padre de Desdémona) lo destierra pero el moro regresa en secreto y mata a Desdémona a puñaladas. Tanto Yago como Otelo se suicidan después de manifestar sus remordimientos. El acto final es breve y no llega al clímax dramático que encierra la acción, por decirlo de alguna manera.
Lo importante de Otelo es la música, que sin ser de la más alta inspiración de Rossini, es un escaparate para que los tres tenores ( no los de Tibor Rudas) y la mezzo-soprano cuenten con un escaparate para lucirse en este mundo belcantista. Hay cierta dosis de racismo y Desdémona es una feminista que desafía al infame moro de Venecia. John Osborn interpreta a Otelo con prestancia, buena presencia y firmeza vocal. Maneja la difícil tesitura con muy buen timbre e intención. Hay un momento chusco cuando Otelo y Rodrigo se retan a muerte y acercan sus rostros y Rodrigo (el tenor mexicano Javier Camarena) queda embarrado de color café obscuro, que es el maquillaje de Osborn. La intensidad de Osborn es admirable y sus momentos de ternura con Desdémona equilibran sus desafiantes agudos. Javier Camarena es un Rodrigo sensacional.
Estaba en excelente voz y observa obviamente seriedad y las indicaciones de los directores. . Rodrigo ama sinceramente a Desdémona y cuando se entera que su amada está casada con Otelo manifiesta su dolor con hermosa cantilena y después torrentes de fioritura angustiada. Tiene un duo con Osborn en donde compiten en los agudos y muestran sus respectivas proezas técnicas. Con razón que esta obra enloqueció al público cuando se estrenó y una función como la grabada nos lo comprueba. Edgardo Rocha es el tercer tenor, el villano Yago. Se comporta como niño envidioso y tiene excelente presencia y una voz capaz de manejar las partes dulces y coronarlas con brillantes agudos. Su villanía es poderosa y convincente. Peter
Kalman es un buen Elmiro . Una de nuestras prima donnas favoritas, la incomparable Cecilia Bartoli es una Desdémona extraordinaria. Su voz es cálida y sutil y el temperamento está al rojo vivo. La coloratura es más que sensacional y articula de maravilla. Hay una escena en donde saca una cerveza del refrigerador y se la toma encima de una mesa de billar. La Canción del Sacuce y la Preghiera reciben el mejor tratamiento vocal y artístico. La ópera termina en forma abrupta pero así está escrita. La dirección musical de Muhai Tang es excelente y la Orquesta de Instrumentos Antiguos La scintilla de Zurich es una joyita. Las alientos son especialmente deliciosos. La fotografía y el sonido son uniformes, claros, bien balanceados y sin gente moviéndose por donde no deben.
Los coleccionistas van a querer conocer esta ópera pero no deben esperar una obra maestra, pues no lo es pero en plan festivo, lucimiento vocal y entusiasmo, es un triunfo. Nos da gusto ver a Javier Camarena actuando y cantando con seriedad. ¡Muchos días de estos!
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