En cada país hay sólo un puñado de personalidades como Bedřich Smetana. Son aquellos cuyos talentos extraordinarios salen a la luz en contra de los deseos de su propia familia. Aquellos que trabajan su talento y lo perfeccionan hasta pulirlo a la perfección. Aquellos que no se limitan a lo que agrada, sino que convierten su talento en algo más grande. Aquellos que, en última instancia, puedan elevar su propia nación con sus talentos y, con ello, impactar al mundo entero.
Bedřich Smetana nació el 2 de marzo de 1824 en Litomyšl en el seno de una familia adinerada de maestros cerveceros. Ya a la edad de seis años apareció públicamente como niño prodigio. Sin embargo, su padre quería que Smetana se hiciera cargo del negocio cervecero. Si el joven Bedřich hubiera sido más obediente, en lugar de la música que todavía nos levanta de nuestros asientos, habríamos podido tomar cerveza Smetana. Después de graduarse de la escuela primaria en Pilsen, Smetana se mudó a Praga para ganarse la vida como tutor a domicilio y estudiar composición de forma privada. Durante este tiempo escribió sus primeras composiciones. Su reputación como músico destacado se extiendió rápidamente. Smetana tocó para el propio Emperador y conoció, entre otros, a Franz Liszt, a quien admira profundamente.
Alrededor de los 30 años le ofrecen el puesto de director de la Sociedad Filarmónica de Gotemburgo. Trabajó allí desde 1856-1861 como un respetado compositor, profesor de música, pianista y director de coro. Su estancia es gratificante en todos los sentidos. De Suecia viaja a Weimar para encontrarse con Franz Liszt, quien centra su atención en la música de programa.
A su regreso a Bohemia, lucha por obtener reconocimiento en su tierra. Sólo después de la exitosa interpretación de sus dos primeras óperas asume el prestigioso puesto de Kapellmeister de la Orquesta del Teatro Provisional. Poco a poco se convirtió en una figura clave de la escena musical checa. En 1868 se representa su ópera Dalibor durante la colocación de la primera piedra del Teatro Nacional. En la gran inauguración del teatro en 1881 se escucharon por primera vez las famosas melodías de Libuše.
En su apogeo creativo, el compositor comenzó a sufrir de sordera y una enfermedad mental en desarrollo. Sin embargo, no deja de componer. El compositor cambió la vida pública por la reclusión en el bosque de Jabkenice, la casa de su hija Žofie. Es aquí donde se escriben muchas de sus obras más importantes, incluido el ciclo de poemas sinfónicos Mi país, inspirado en la belleza del paisaje checo y los momentos culminantes de la historia checa. Bedřich Smetana murió el 12 de mayo de 1884 a la edad de 60 años.
Fuente: rokceskehudby.cz/en/smetana200
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