Orquesta Estatal de Azerbaiyán, dirige Rauf Abdullayev.
A primera vista, Lontano encaja en la continuidad de Atmósferas porque es una obra orquestal basada en la micropolifonía. Pero esta partitura se basa casi permanentemente en el canon, un proceso que permaneció ocasional en Atmósferas. Ligeti había estudiado esta técnica en obras del Renacimiento y el Barroco, en particular las de Ockeghem y Bach. También destaca la influencia de la música electrónica “en el hecho de poder copiar una misma sucesión de sonidos grabados en una cinta según distintas velocidades o distintas distancias”. Por tanto, el canon constituye “una especie de encuentro de la tradición y las posibilidades del taller”.
Lontano retoma la sucesión de notas desarrollada para Lux Aeterna (1966), una partitura para dieciséis voces mixtas a capella que también utiliza escritura canónica. Mientras Atmósferas abrió con un complejo conglomerado armónico, Lontano comienza con un unísono. Esta nota se va desdibujando poco a poco con la entrada de nuevos instrumentos, que tocan la misma secuencia de alturas, pero desplazadas en el tiempo y con diferente ritmo. El canon no se escucha como tal. “Utilicé el canon para establecer una unidad entre lo sucesivo y lo simultáneo”, explica Ligeti. “Siempre pienso en voces, en capas, y construyo mis espacios sonoros como texturas, como los hilos de una tela de araña, siendo la tela el todo y el hilo el elemento básico. El canon ofrece la posibilidad de componer una red de hilos melódicos según reglas bastante bien definidas. Además, el número de líneas superpuestas varía a lo largo de la obra. Los pasajes a cuatro voces evolucionan hacia una textura más densa, que el compositor compara con “una alfombra en proceso de elaboración”: “Tengo la alfombra tejida hasta cierto punto, luego hilos todavía sueltos. Me es posible aumentar el número de voces reales o irreales. Una voz puede así convertirse en voz en sí misma en un momento dado, luego transformarse en otro momento en una voz paralela (en octava) a otra. Por lo tanto, siempre puedo cambiar una voz real (que cuenta en la polifonía) por una voz que es solo un doblaje. También tengo la posibilidad de tener un cañón y, al mismo tiempo, el mismo cañón aumentando o disminuyendo, lo que no da el efecto del cañón, sino el de una masa sónica, un complejo muy armonioso que se transforma.”
Ligeti destaca aquí una de las características de Lontano: a veces, varios instrumentos tocan la misma nota, ya sea al unísono como al principio de la pieza, o en diferentes registros (bajo, medio, alto). El refuerzo de un tono tiene como objetivo obtener “un sonido orquestal cercano a un sonido de órgano, un sonido orquestal algo bruckneriano”. También produce la sensación de mayor claridad. Esta transparencia es luego velada por la introducción de sonidos cada vez más “parásitos”, que opacifican la textura. Luego observamos la trayectoria opuesta: algunos sonidos emergen gradualmente, como un rayo que atraviesa la masa nebulosa. Ligeti compara este efecto con La batalla de Alejandro (1529), un cuadro de Albrecht Altdorfer conservado en la Alte Pinakothek de Múnich, “en el que las nubes, estas nubes azules, se desgarran; detrás, está el rayo dorado de la luz del sol poniente, que brilla a través”.
La música produce así una ilusión de espacio, ya que los elementos parecen emerger de la distancia o mezclarse con ella. El compositor se refiere a Schumann, que utiliza la expresión “Wie aus der Ferne” (Como viniendo de lejos) en el Davidsbündlertänze, ya Berlioz: “La música orquestal de Berlioz también me influenció mucho; por ejemplo el quinto movimiento de la Sinfonía Fantástica que comienza en los timbales con palitos de esponja, antes de que llegue esta señal, tocado en el oboe y el flautín, y luego imitado (son las brujas) por la trompa. Berlioz escribe en este lugar: “desde la distancia”. Así que en realidad fue una idea que tuvo su origen en la música del siglo XIX, incluido Debussy, un tanto opuesta a la vanguardia. Lontano impacta con su modernidad y sus increíbles sonoridades al tiempo que afirma su anclaje en la tradición sinfónica. Ligeti también insiste en la importancia de la cultura y la memoria musical cuando comenta la aparición apagada de los cuernos que sigue a un pico de intensidad: “Una entrada repentina de los cuernos después de un tutti despierta en nosotros, espontáneamente, si no una asociación directa, al menos una alusión a ciertos elementos del posromanticismo. Pienso aquí sobre todo en Bruckner y Mahler, pero también en Wagner. En particular a un pasaje de la Octava Sinfonía de Bruckner, en la coda del movimiento lento, donde, en un profundo silencio y gran dulzura, los cuatro cuernos tocan de repente un pasaje que suena como una cita de Schubert, pero visto por Bruckner. Quisiera precisar que a la lejanía espacial se suma aquí además la lejanía temporal, es decir que sólo podemos captar la obra a través de nuestra tradición, sólo dentro de alguna formación musical. Si no conociéramos todo el posromanticismo, esta cuasi-remoción, si se me permite decirlo, no se manifestaría en esta obra. »
Siempre ansioso por renovarse, Ligeti abandonó la micropolifonía a fines de la década de 1960, al considerar que había agotado su potencial. Volverá a ella esporádicamente, por ejemplo en el Cuarteto de cuerda no. 2, para evocar escrituras y sonidos que ya pertenecen al pasado, como la música de Schumann, Berlioz o Bruckner.
Fuente: Marc Texier, programa del concierto del 1 de junio de 2012, Salle Pleyel, ManiFeste 2012.
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