La valquiria de Richard Wagner (1813-1883)

Opera North Acto I   Acto II   Acto III     Brunilda Siglinda Sigmundo Wotan Fricka Hunding Helmwige Ortlinde Gerhilde Siegrune Rossweisse Waltraute Grimgerde […]

Por Música en México Última Modificación noviembre 28, 2017

Opera North

Acto I

 

Acto II

 

Acto III

 

 

Brunilda
Siglinda
Sigmundo
Wotan
Fricka
Hunding
Helmwige
Ortlinde
Gerhilde
Siegrune
Rossweisse
Waltraute
Grimgerde
Schwertleite
Orquesta

Música
Libreto
Concertador
Escena
Escenografía
Iluminación

Kelly Cae Hogan
Lee Bisset
Michael Weinius
Robert Hayward
Susan Bickley
James Creswell
Katherine Broderick
Kate Valentine
Giselle Allen
Sarah Castle
Madeleine Shaw
Heather Shipp
Fiona Kimm
Claudia Huckle

Orquesta de Opera
North
Richard Wagner
Richard Wagner
Richard Wagner
Peter Mumford
Peter Mumford
Peter Mumford

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con el título de Siegmund und Sieglind: der Walküre Bestrafung (Sigmundo y Siglinda: El castigo de la Valquiria), la ópera La valquiria es la segunda parte del ciclo de El anillo de Wagner y trata del destino de los padres de Sigfrido. Sin embargo, la ópera fue la tercera en ser compuesta ya que los primeros bocetos  del libreto datan de noviembre de 1851, cuando Wagner ya trabajaba en El oro del Rin, mientras que la composición comenzó en el verano de 1852.

 

En esta ópera Wagner pone en práctica su experiencia con una orquestación expandida, los leitmotivs y un complejo proceso de adaptación musical del texto. La valquiria es la mejor encarnación del principio poético del Oper und Drama, una síntesis de poesía y música sin sacrificios notables de la expresión musical. Muchos de los pasajes más poderosos logran este efecto mediante la peculiar relación entre texto y música. La valquiria es considerada como la más accesible de las óperas del ciclo.  

 

Durante una tempestad un guerrero busca refugio en una cabaña del bosque. Es la cabaña de Hunding, el marido de Siglinda. Ésta encuentra al guerrero tumbado delante del fuego y le ofrece descanso y consuelo. Entre ambos surge una potente y mutua atracción. Lo que Siglinda no sabe es que se trata de Sigmundo que en realidad es su hermano. Cuando Hunding regresa, recela al desconocido, pero le ofrece su hospitalidad. Sigmundo dice que se llama Wehwalt y que es hijo de Wolfe, y cuenta su historia. Vivía en el bosque con sus padres y con su hermana gemela. Un día al regresar a su casa descubrió que unos maleantes la habían quemado, matado a la madre y raptado a la hermana. En ese momento se encuentra huyendo de un clan que había encontrado cuando trataban que una muchacha se casara con un hombre al que no amaba: Sigmundo había matado a los hermanos de la chica, pero en la huida había perdido sus armas. Hunding, entonces, le revela que él es un familiar de ese clan y que si bien, las leyes de la hospitalidad serán respetadas esa noche, a la mañana siguiente Hunding luchará contra él, en venganza por la muerte de sus parientes. Regresa Siglinda, que ha drogado a Hunding con un somnífero. Le cuenta a Sigmundo que, cuando sus raptores la estaban obligando a casarse con Hunding, un desconocido llegó y hundió su espada en el tronco del fresno. Hasta ese momento nadie ha conseguido sacarla de ahí, pero está convencida que Siegmund lo conseguirá. Así sucede, consigue la espada a la que llamará Notung, y los dos inspirados por la fuerza de la llegada de la primavera, dan rienda suelta a su amor. Siglinda le revela que es su hermana, y los dos se funden en un apasionado abrazo.

 

A la mañana siguiente, Sigmundo y Siglinda, huyendo de Hunding se han encaminado hacia las montañas. Wotan, que es el verdadero padre de ambos, ordena a su hija, la valquiria Brunilda, que se prepare para la batalla que deberá librar para ayudar a Sigmundo a matar a Hunding. Se acerca Fricka, la mujer de Wotan y diosa del amor y el matrimonio. Le echa en cara a Wotan su error al proteger la relación incestuosa entre Sigmundo y Siglinda. Wotan se resiste a retirar su protección a Sigmundo, pero los argumentos de su esposa, se ve obligado a abandonarlo a su suerte, así como prohibir a Brunilda que le ayude en su lucha contra Hunding. Brunilda, a pesar de lo que le manda su padre, no quiere abandonar a Sigmundo, así que Wotan se ve obligado a amenazarla con furia, quedándose ésta sumida en la tristeza. Aparecen Sigmundo y Siglinda. Ella está aterrorizada y queda sumida en un sueño. Brunilda aparece y le vaticina a Sigmundo su próxima muerte y su llegada al Walhalla. Siegmund no quiere seguirla a no ser que también vaya Siglinda con él. El extremo de la desesperación llega cuando Sigmundo se entera de que Siglinda lleva en sus entrañas al hijo de ambos, tan ofuscado está que está dispuesto a matar a Siglinda mientras duerme, Brunilda se lo impide y le promete su ayuda a pesar de la prohibición expresa de Wotan. Siegmund y Hunding luchan, cuando interviene Wotan que con su lanza rompe la espada mágica. Hunding acaba matando a Sigmundo y Brunilda recoge los trozos de la espada y se lleva a Siglinda hasta un lugar seguro. Wotan, roto por el dolor, ante la muerte de Sigmundo, hace un gesto despectivo a Hunding cuando le indica que se postre ante Fricka, ante este gesto Huinding cae muerto. Wotan irá en pos de Brunilda para castigarla por su desobediencia.

 

Las valquirias van llegando a la cima de una montaña rocosa, montadas en sus caballos voladores y llevando a los héroes muertos al Walhalla. Brunilda llega con Siglinda para solicitar su ayuda, pero las valquirias no quieren desafiar a Wotan.

Brunilda profetiza que Siglinda dará a luz al “héroe más noble del mundo”, Siegfried. Le da los fragmentos de la espada mágica y le dice que se esconda en el enorme bosque. A Brunilda le toca enfrentarse a su padre quien pronuncia su castigo con un gran furia: queda desterrada del Walhalla, desposeída de su divinidad, yacerá dormida sobre esa roca y pertenecerá al hombre que la encuentre y la despierte. Las otras valquirias se dispersan. Brunilda trata de explicar el porque de su desobediencia. En el fondo lo que pretendía era satisfacer los verdaderos deseos de Wotan, a los que Fricka le había obligado a renunciar. Describe también cómo se llegó a conmover al ver el amor entre Sigmundo y Siglinda, ante lo cual no había podido negarles su ayuda. La ira de Wotan se aplaca y ante las súplicas de su hija, accede a que sea despertada sólo por un héroe. La besa en los ojos y queda sumida en un profundo sueño. Wotan convoca a Loge, el dios del fuego, para que rodee a Brunilda con un anillo de fuego mágico que sólo podrá ser atravesado por un héroe “más libre que el dios” y que no tenga temor a la lanza de Wotan.

 

Fuente: Opera Vision

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