Las bodas de Fígaro: premonición de un cambio radical

por José Antonio Palafox Nos encontramos en las cercanías de Sevilla, a finales del siglo XVIII. Fígaro y Susana, sirvientes del conde y la condesa […]

Por Jose Antonio Palafox Última Modificación noviembre 14, 2018

por José Antonio Palafox

Nos encontramos en las cercanías de Sevilla, a finales del siglo XVIII. Fígaro y Susana, sirvientes del conde y la condesa de Almaviva, están ultimando los detalles de su boda. Fígaro cree que esta unión es su premio por haber ayudado al conde a obtener el amor de Rosina, ahora condesa de Almaviva (historia que se aborda en El barbero de Sevilla). Sin embargo, la realidad es que el conde de Almaviva tiene un claro interés sexual en Susana y, para consumarlo, planea aprovecharse del derecho de pernada (al cual él mismo había renunciado públicamente). Para complicar las cosas, Fígaro le ha prometido a Marcelina —madura criada de la condesa de Almaviva— casarse con ella si no es capaz de devolverle una fuerte cantidad de dinero que le debe. Marcelina prefiere renunciar al dinero antes que dormir sola, así que conspira con don Bartolo para hacer suyo a Fígaro. Por su parte, don Bartolo tiene fuertes razones para impedir la felicidad de Fígaro, pues fue este quien le arrebató la oportunidad de seducir a Rosina. Además, le conviene deshacerse de Marcelina para cerrar un oscuro capítulo de su pasado que involucra a un niño secuestrado. Por otro lado, Cherubino, paje del conde de Almaviva, no solo está locamente enamorado de la condesa, sino que también conoce las secretas intenciones del conde para con Susana…

Wolfgang Amadeus Mozart: Las bodas de Fígaro (Obertura) / West-Eastern Divan Orchestra, dirige Daniel Barenboim

Este es, grosso modo, el difícil enredo con que inicia Las bodas de Fígaro, una de las óperas más importantes de la historia de la música y primera colaboración entre Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y el libretista Lorenzo Da Ponte (1749-1838). Compuesta entre 1785 y 1786, y estrenada en el Burgtheater de Viena el 1 de mayo de 1786, Las bodas de Fígaro se basa en la obra teatral Le mariage de Figaro de Pierre-Augustin de Beaumarchais (1732-1799), estrenada tan solo dos años antes. En su momento la obra de Beaumarchais había sido todo un escándalo porque en ella un complejo enredo de alcoba servía no solo para denunciar las hipócritas actitudes de la aristocracia, sino para plasmar la consecuente reacción de los siervos, que tal vez por primera vez en la historia del arte se mostraban insolentes, ambiciosos y listos para luchar contra las decisiones de sus amos. De hecho, Le mariage de Figaro estuvo vetada en Francia durante más de seis años, y cuando se estrenó en Viena tampoco le fue muy bien: el emperador José II consideró que era una pieza “altamente escandalosa” y prohibió su representación pública, aunque no impidió que se imprimiera y se publicara. ¿La razón? José II sabía que los sirvientes acudían al teatro, pero no leían libros. Por entonces ya era costumbre entre los compositores escoger como tema para sus óperas piezas de teatro contemporáneas en vez de libretos añejos musicalizados hasta el cansancio por otras personas, así que Mozart —a quien los personajes de Beaumarchais ya le había llamado la atención cuando vio el exitoso El barbero de Sevilla de Giovanni Paisiello, en 1783— decidió “continuar” la historia de los enredos de alcoba de Fígaro y el conde de Almaviva adaptando Las bodas de Fígaro, por lo que ofreció el controvertido texto a Lorenzo Da Ponte. El libretista eliminó los elementos más provocativos de la obra de Beaumarchais (por ejemplo un discurso de Fígaro sobre la libertad de expresión y un juicio donde se cuestionaba el sistema judicial del Antiguo Régimen) y, en su carácter de poeta oficial de la corte de José II, presentó su libreto al emperador, quien —siempre intentando dar la imagen de ser un gobernante liberal— dio su permiso para que Las bodas de Fígaro se llevara a los escenarios como una ópera.

Wolfgang Amadeus Mozart: Voi che sapete (Las bodas de Fígaro) / Christine Schafer (Cherubino) y la Orquesta Filarmónica de Viena, dirige Nikolaus Harnoncourt

Controversias políticas de época aparte, lo cierto es que Las bodas de Fígaro es una ópera encantadora, enérgica y divertida como pocas se han visto en los escenarios. A pesar de ser complicada, su trama fluye con facilidad y espontaneidad, además de que los personajes están caracterizados con una gran riqueza de matices, que se van revelando sutilmente conforme avanza la historia. Como libretista, Da Ponte mostró una profunda comprensión de las emociones y el comportamiento de los seres humanos, mientras que Mozart hizo entrega de una inigualable partitura construida con asombrosa maestría que transita con inusitada fluidez de la comedia al drama y de regreso a través de un desarrollo musical tan expresivo y dinámico (en lo que hacen los personajes) como sutil y delicado (en lo que sienten los personajes).

Las bodas de Fígaro abunda no solo en brillantes arias (por ejemplo la hermosa Voi che sapete o la dolorosa Dove sono) y dúos (por ejemplo Crudel! Perché finora é finora y el cautivante Che soave zeffiretto), sino en coloridos tercetos, cuartetos y concertantes que establecen una estructura casi “de conversación” y cuya función es agilizar la compleja trama. Entre ellos destaca el audaz y delicioso final del segundo acto, donde un dúo se convierte en un trío, luego en un cuarteto y así progresivamente hasta terminar siendo un impresionante septeto donde los personajes, divididos en dos bandos claramente diferenciados, forman un todo armónico sin perder en ningún momento su individualidad característica y sin que la acción pierda su ritmo. Con esta magnífica obra de arte dentro de otra obra de arte, Mozart logró dar a la estructura del concertante una densidad única hasta ese momento desconocida.

Wolfgang Amadeus Mozart: Voi signor, che giusto siete (Las bodas de Fígaro) / Teddy Tahu Rhodes (Fígaro), Taryn Fiebig (Susana), Peter Coleman-Wright (Conde de Almaviva), Rachelle Durkin (Condesa de Almaviva), Kanen Breen (Basilio), Jacqueline Dark (Marcelina), Warwick Fyfe (Bartolo) y la Australian Opera and Ballet Orchestra, dirige Patrick Summers

 

Sin duda alguna, Las bodas de Fígaro es una de las óperas más revolucionarias de Wolfgang Amadeus Mozart. Su estreno fue un éxito rotundo, y en las subsecuentes representaciones el público pedía una y otra vez la repetición de varios números, al grado de que —después de la tercera representación— el propio emperador José II tuvo que limitar el número de encores. Sin embargo, siempre ávido de novedades, el público vienés cambió de gusto después de ocho funciones y sustituyó en sus preferencias a Las bodas de Fígaro por Una cosa rara, ópera escrita por el compositor valenciano Vicente Martín y Soler (1754-1806)… y Lorenzo Da Ponte. Pero casi al mismo tiempo, Las bodas de Fígaro empezó a representarse en los escenarios de Praga, otra de las importantes capitales culturales europeas de la época, donde obtuvo un reconocimiento aún mayor que en Viena. Un año después, Mozart se dio el gusto de citar irónicamente la ópera de Martín y Soler en su Don Giovanni, y dos años más tarde, en 1789, la trama que tanto había incomodado a las buenas conciencias se reveló premonitoria de un fuerte cambio en las relaciones entre Almavivas y Fígaros con el estallido de la Revolución francesa.

Wolfgang Amadeus Mozart: Non più andrai, farfallone amoroso (Las bodas de Fígaro) / Luca Pisaroni (Fígaro) y Concerto Köln, dirige René Jacobs

Los próximos 15 (20:00 p.m.), 18 (17:00 p.m.), 20 (20:00 p.m.) y 25 (17:00 p.m.) de noviembre se presentará, en el Palacio de Bellas Artes, Las bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart. En los papeles principales estarán el bajo ruso Denis Sedov (Fígaro), el barítono mexicano Armando Piña (Conde de Almaviva), la soprano armenia Narine Yeghian (Condesa de Almaviva), la soprano rumana Letitia Vitelaru (Susana), la mezzosoprano mexicana Jacinta Barbachano (Cherubino), la mezzosoprano mexicana Gabriela Thierry (Marcelina) y el barítono Arturo López (Bartolo). En el clavecín estará Ricardo Magnus, y al frente de la orquesta y el coro del Teatro de Bellas Artes estará el maestro Srba Dinić.

Jose Antonio Palafox
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