Ópera Nacional Inglesa
Gustav von Aschenbach | John Graham Hall |
Viajero / Anciano / Gondolero / Andrew Shore Peluquero / Gerente de hotel / Jugador / Dioniso | Andrew Shore |
Apolo | Tim Mead |
Tadzio | Sam Zaldivar |
Madre polaca | Laura Caldow |
Dos hijas | Mia Angelina Mather / Xhuliana Shehu |
Gobernadora | Joyce Henderson |
Jaschiu | Marcio Teixeira |
Orquesta y Coro de la Ópera Nacional Inglesa | |
Música | Benjamin Britten |
Libreto | Myfanwy Piper |
Concertador | Edward Gardner |
Escena | Deborah Warner |
Argumento
La acción tiene lugar en 1911.
Acto I
El célebre escritor Gustav von Aschenbach, que lucha con enorme crisis creativa, viaja en un barco con destino a Venecia. Estando allí, Aschenbach toma una góndola que rema un extraño viejo que insiste, a pesar de las protestas del escritor, en llevarlo directamente al hotel en el Lido. A su llegada al hotel, el viejo desaparece sin esperar el pago. Aschenbach es recibido por el gerente del hotel y llevado a su habitación. Al observar a los huéspedes del hotel reunirse para cenar, Aschenbach descubre por primera vez a un niño polaco y su familia. El pequeño le impresiona y reflexiona sobre la naturaleza de la belleza y las implicaciones de su fascinación.
Aschenbach está ansioso de que el clima bochornoso lo obligue a irse. Compra algunas fresas y observa a un grupo de niños jugando en la playa. Se confirman sus primeras impresiones del niño polaco, Tadzio. Aschenbach cruza la laguna para visitar la ciudad. Temiendo el efecto del viento del mediterraneo sobre su salud, decide terminar su estadía. Va a la estación de tren, pero una confusión con su equipaje, lo obliga a quedarse en la ciudad y regresar al hotel.
En la playa, Aschenbach observa a Tadzio y sus amigos compitiendo en unos juegos. Las fantasías de Aschenbach se dirigen a la Antigua Grecia y, cuando escucha la voz de Apolo, los juegos de los niños se convierten en los mitos y la Grecia socrática en la playa. Todo ello libera la musa del escritor. Tadzio sale victorioso en los juegos, pero Aschenbach no se atreve a felicitarlo.
Acto II
Aschenbach descubre que hay una enfermedad misteriosa en la ciudad y que muchos huéspedes se van. Se obsesiona con el deseo, por un lado, de conocer la verdad sobre la enfermedad y, por otro, de mantenerse al tanto de Tadzio y su familia. Los sigue a San Marcos, en un paseo en góndola y de regreso al hotel.
Un grupo de artistas callejeros entretiene a los huéspedes del hotel, incluidos Aschenbach y Tadzio. Aschenbach les pregunta si hay una plaga en Venecia. Finalmente descubre la verdad de un empleado inglés: Venecia está invadida de cólera y por temor a la pérdida comercial, las autoridades de la ciudad han tratado de ocultarlo. El empleado le aconseja a Aschenbach que se vaya sin demora. Decide advertir a la madre de Tadzio, pero cuando la ve queda mudo. Reconoce que este último fracaso revela las profundidades a las que lo ha llevado su obsesión con Tadzio.
Mientras duerme, Aschenbach sueña: los dos lados de su personalidad, el apolíneo, por el que hasta ahora ha sido gobernado, y el dionisíaco, que lucha por dominarlo. Cuando Dioniso lo reclama, Aschenbach se despierta repentinamente y se resigna a su destino.
Mirando desde lejos a Tadzio y sus amigos jugando en la playa, Aschenbach reitera su decisión de abandonarse a su pasión. Visita al barbero para arreglarse.
Aschenbach busca a Tadzio por la ciudad y lo encuentra con su familia. El niño lo ve pero no avisa a su madre de que el escritor los sigue. Agotado y confundido, Aschenbach se queda quieto y solo. Compra algunas fresas, están mohosas y demasiado maduras. Recuerda lo que una vez aprendió sobre la pasión y la belleza al leer Sócrates.
Todos los invitados se van del hotel, incluida la familia polaca. Aschenbach va a la playa para ver a Tadzio por última vez antes de morir.
Fuente: OperaVision
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