El reciente estreno del Concierto para clarinete del compositor mexicano, Eduardo Gamboa (1960) , con el solista Manuel Hernández, trae a la mente algunos de los conciertos para este instrumento que ameritan su atención y goce:
Aaron Copland: Su concierto de 1947 difiere de otros para clarinete ya que sólo tiene 2 movimientos; destaca también por sus melodías y ritmos jazzísticos.
Heinrich Bärmann (1784-1847): Virtuoso clarinetista y compositor alemán. Gran escaparate de las técnicas de composición de la época romántica. De preferencia se ejecuta con orquesta integrada por 2 flautas, 2 oboes, 2 fagots, 2 cornos, 2 trompetas, tuba, bombo, platillos y cuerdas.
W.A. Mozart: Escribió su concierto para clarinete para su mejor amigo y distinguido instrumentista, Anton Sadler. Es una pieza favorita de clarinetistas por su amplio campo para la interpretación y expresión, capturados en 3 movimientos – allegro, adagio y rondó – cuyo clímax es quizá es una de las melodías más memorables y disfrutables jamás escritas.
Carl Maria von Weber (1786-1826): Concierto para clarinete no.2 (1811). Veintitrés minutos de música encantadora, expresada en un tono rico según el tiempo. La música se mueve de allegro a andante con moto y cierra con un climático “allá polaca”. Von Weber es el primer compositor después de Mozart que escribió numerosas piezas para el clarinete. No desilusiona.
Carl August Nielsen, compositor danés (1865-1931), escribió este aclamado y difícil concierto en 1928, que ha encontrado su justo lugar entre la programación contemporánea.
Sérgio Pires, clarinete
Musikkollegium Winterthur, dirige Christian Arming
Igor Stravinski: El Concierto “Ebony”, compuesto en 1945 para el maestro jazzista Woody Herman concluye el amor de Stravinski por el jazz con una obra que no se ancla en el jazz tradicional, sino más bien se inclina hacia el género. Tiene tres movimientos: allegro moderato, andante y moderato con moto que culmina en moderato vivo. La pieza es muy difícil para el clarinete: Herman cuenta que al final del primer ensayo lloró por el reto que representaba tocar esta obra maestra.
Otros conciertos (y piezas) igualmente memorables: Debussy, primera rapsodia para clarinete y piano; Gerald Finzi (1901-1956) concierto para clarinete; Poulenc, sonata para clarinete y piano, etc.
Fuente: Charlotte Moore, clarinetista, The Best Clarinet Concertos.
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