El piano (abreviatura de pianoforte) es un instrumento de tecla, cuyas cuerdas son golpeadas o percutidas por pequeños macillos o martillos forrados de fieltro. Las cuerdas del piano están tensadas sobre una caja de resonancia que sirve para ampliar el sonido y, mediante la acción de un teclado, se ponen en vibración por un mecanismo complejo cuyo desarrollo tiene su origen en el mecanismo más sencillo del clavicémbalo.
La gran ventaja técnica del piano consiste en su posibilidad de aumentar o disminuir la intensidad sonora, ejerciendo una mayor o menor presión sobre las teclas.
La gran ventaja técnica del piano en comparación con el clavicémbalo, consiste en su posibilidad de aumentar o disminuir la intensidad sonora, ejerciendo una mayor o menor presión sobre las teclas. Esta posibilidad proporciona al ejecutante la capacidad de conseguir en el piano una matización dinámica que no era posible aún en el clave; de ahí su nombre de pianoforte. Por tanto, resulta posible un contacto más “personal” y más directo entre el pianista y su instrumento.
Dos recursos mecánicos importantes del piano son el empleo de los apagadores y del pedal. Los apagadores son unas pequeñas piezas de madera forradas de fieltro que, en el momento que se deja de tocar una tecla, paran inmediatamente la vibración de la cuerda a que corresponde.
El piano está provisto de dos pedales, el pedal forte y el pedal piano; ambos están colocados debajo del teclado del piano, al alcance de los pies. Cuando se pisa el pedal forte, todos los apagadores de las cuerdas suben, dejando que las cuerdas vibren mucho tiempo después de pulsar las teclas. Al pisar el pedal piano, los martillos se desplazan un poco hacia un lado, de forma que las cuerdas son golpeadas sólo parcialmente. La música para piano, al igual que la del clavicémbalo se escribe en dos pentagramas.
Fuente: Ottó Károlyi, Introducción a la música, Madrid, Alianza Editorial, 1976,2017.
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