Danza que toma su nombre del puerto marítmo de Taranto, al sur de Italia. De acuerdo con las creencias populares la mordida de la tarántula (que habita en el campo circundante a la ciudad, de donde ésta toma su nombre) provocaba una enfermedad fatal a menos que la víctima bailara una danza viva; se decía también que provocaba “tarantismo” o manía dancística. Sin embargo, se sabe desde tiempo atrás que la mordida de este arácnido es relativamente inofensiva. Del siglo XVII al XX al parecer hubo un enorme “tarantismo” comunal en el que pueblos enteros se entregaban repentinamente a danzar frenéticamente, lo que beneficiaba enormemente a los músicos.
Para el siglo XIX los músicos tenían ingresos considerables con las tarantelas, pues era un género muy popular. Chopin, Liszt, Heller, Auber, Weber, Thalberg, Balakirev, Cui y Dargomïzhski, entre otros, compusieron tarantelas. Todas de tiempo rápido en 6/8; suelen usar movimiento conjunto de las voces y usan como recurso el perpetuu mobile (todo el tiempo con notas del mismo valor), incrementando la velocidad del tiempo conforme la pieza progresa.
Fuente: Latham, Alison. Diccionario enciclopédico de la música. Fondo de Cultura Económica, 2008.
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